Qué es el síndrome del impostor y cómo te puede afectar en tu trabajo

Estudiaste durante años, contás con una amplia experiencia para el puesto y trabajas muy duro para lograr los objetivos que te propones, pero aún así sentís que todo tu éxito se debe a la suerte y dudas de estar capacitada para el puesto que cubrís. Eso que sentís tiene un nombre, es el “síndrome del impostor” y es más común de lo que crees, ya que 7 de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez. 

Este trastorno que hace que tu mente te diga que no sos lo suficientemente buena tiene una mayor prevalencia en mujeres, debido a la visión social instalada durante décadas de que como género debemos estar cumpliendo con otras tareas. 

No importa qué tan exitosas sean o cuanto las elogien sus pares, las personas que viven envueltas en el síndrome del impostor encuentran muy dificultoso el creer en su potencial real. 

"Millones de mujeres y hombres en todo mundo, desde exitosos directivos de empresas, hasta brillantes estudiantes o actrices, como Kate Winslet, están secretamente preocupados por no ser tan capaces como todos creen", asegura la doctora Valeria Young. 

La historia del síndrome del impostor

Este término se estableció por primera vez en 1978, a partir de un estudio realizado en mujeres que habían logrado grandes avances en su vida profesional, entre quienes las psicólogas descubrieron que existía una desconfianza real en si mismas. 

Pauline Clance, una de las psicólogas a cargo de ese estudio, aseguró que ella misma sufrío el síndrome del impostor cuando estudiaba. "Cada vez que hacía un examen importante tenía un miedo terrible de haber desaprobado. Mis amigos se estaban empezando a cansar de mis constantes preocupaciones, así que decidí guardarme los miedos para mí", relató en su blog.

Las pacientes participantes de este trabajo desconfiaban de ellas mismas, ya que consideraban que eran un fraude y llegaban a castigarse a si mismas por los fracasos más pequeños. 

Según los especialistas, el origen de esta sensación de no ser suficiente se encuentra en una personalidad perfeccionista al extremo. Cuando se ponen expectativas no realistas, cualquier falla o traspié puede ser visto como un gran fracaso, aún cuando no es así. 

Cómo te puede afectar el síndrome en tu trabajo

Los profesionales destacan que las personas que creen ser impostoras tienden a evitar pedir ascenso o mejoras en sus condiciones de trabajo, por no creer estar a la altura. 

Esta sensación puede afectar su productividad o los puede llevar a recargarse de trabajo para demostrar que su éxito se debe efectivamente a un esfuerzo para lograrlo. 

Esta situación de exigencia constante aumenta sus niveles de estrés, lo que podría generar mayor cantidad de errores en sus tareas por cansancio y saturación. 

Si sentís que estás viviendo una situación de este tipo, es importante empezar a registrar tu talento y merecimiento. Un primer paso es comenzar a aceptar cumplidos y evitar dar excusas o justificarte con argumentos para desmerecer tu trabajo. 

Puede suceder que este cambio de actitud mejore tu situación y que la sensación desaparezca. Y en el caso de que no suceda, siempre es una buena opción acudir a un profesional que te ayude a trabajar sobre tu autoestima y comprender tu verdadero potencial.