Muchas veces el trabajo, y todo lo que ello implica, puede generarnos más de un malestar si no sabemos organizarnos y gestionar nuestras emociones. Frustración o ansiedad, son algunas de las sensaciones que podemos llegar a sentir ante el exceso de tareas laborales y los posibles bloqueos mentales con los que nos podemos topar en una situación de nerviosismo.
Para ello, La Escuela de Medicina de Harvard ha desarrollado un manual de manejo del estrés laboral, que consiste de una serie de rutinas sencillas para ayudarnos a combatir este sentimiento que tantas veces se nos presenta mientras trabajamos. A continuación, te los detallamos.
Trucos para reducir el estrés laboral
- Empezar el día entre 10 a 15 minutos antes. Esto ayuda a que no te despiertes abruptamente y a las apuradas para sentarte en tu escritorio a trabajar. Tomate el tiempo para desayunar y si querés hasta para hacer una meditación breve que te ayude a comenzar más relajada la jornada
- Si tu trabajo no implementa el home-office y tenés que moverte hacia otro sitio, aprovecha el viaje para tomar conciencia de tu cuerpo. ¿Cómo te sentís? ¿Estás tensa? Respirá e intenta calmar tus pensamientos.
- Antes de entrar al trabajo, focaliza tu mente hacia tus objetivos laborales del día. Te recomendamos que lo acompañes con respiraciones profundas.
- Aprendé a distinguir las prioridades y organizate. Poné las tareas más importantes al principio para asegurarte de que llegues a completarlas. Las no importantes dejalas para el final o, si es posible, eliminalas por completo de la lista de deberes.
- Socializá. Hablar un rato con un compañero sobre nuestras preocupaciones laborales, o simplemente de la vida para distendernos por un breve período de tiempo, ayuda a calmar la ansiedad.
- Los mini descansos son necesarios. No es viable que estemos concentradas en nuestras respectivas tareas durante toda la jornada laboral. Permitámonos tomarnos algunos recreos para hablar con alguien, dar un paseo por la manzana, mirar por la ventana, o simplemente meditar con algunas respiraciones.
- Para proyectos grandes, pasos pequeños. Las tareas que parecen más complicadas y largas suelen abrumarnos sin ni siquiera haber comenzado. Empecemos poco a poco, paso a paso, con objetivos coherentes y posibles de realizar en el día.
- El azúcar y los carbohidratos refinados pueden ser tus enemigos. Ante una situación de estrés tu organismo casi que suplica por la ingesta de estos alimentos, pero la realidad es que no hacen más que afectar a nuestro ánimo y reducir nuestra energía. Mejor opta por frutos secos, que al ser ricos en Omega-3, generan un equilibrio en nuestro bienestar.
- No busques controlar lo incontrolable. No dependas del comportamiento de otras personas, más bien enfocate en vos misma, en aquello que podés controlar, eligiendo la mejor manera de reaccionar frente a los posibles conflictos.
- Ordená tu mesa de trabajo. El desorden del espacio provoca también desorden y estrés en nuestra mente. Trata de mantener tu espacio limpio y no tan repleto de cosas.
- Aprendé a delegar. Cuando veas que una tarea bien puede ser realizada por otra persona, no temas en delegarla. Esto contribuirá no solo a tu bienestar, sino también al mejor funcionamiento de la empresa u organización.
- Una vez que salgas del trabajo, realmente salí del trabajo. No chequees tu mail, ni te preocupes por las tareas que quedaron pendientes. Mañana será otro día y ya te encargarás en su debido tiempo.
- Generar una rutina de sueño. Acostarse y levantarse todos los días a la misma hora, incluidos los fines de semana, nos ayuda a organizarnos. Lo ideal es dormir ocho horas para así poder tener un buen descanso y al mismo tiempo aprovechar el día.
- Evita estímulos estresantes antes de ir a dormir. No se te ocurra revisar los pendientes del trabajo. Ponete música o un podcast y relaja para luego entrar en un sueño profundo y reparador.
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