Muchas veces las dietas pueden alterar nuestros hábitos alimenticios y generar malas conductas. Una alimentación saludable no solo permite acomodar tu peso sino que además genera rutinas beneficiosas para tu organismo.
1. Tomá mucha agua. Aunque no tengas sed. Tu cuerpo necesita dos litros de agua al día para facilitar la realización de las funciones metabólicas del organismo. Además, otorga a tu cuerpo sensación de saciedad.
2. Poco alcohol. Reducí esas copas de los fines de semana con tus amigas: el alcohol engorda al interrumpir el proceso de oxidación de las grasas, por lo que, en vez de quemarlas, tu cuerpo las almacena.
3. ¡Come fruta en licuados! A diario en el desayuno, como tentempié a media mañana o en la comida, pero no por la tarde, ya que luego el cuerpo no la digiere. Elegí opciones saludables como la manzana, la pera o la papaya.
4. Planificá tus comidas. El caos a la hora de comer y realizar un plan con los menús de cada día!
5. Hace ejercicio. ¡No caigas en el sedentarismo! Tu metabolismo se ralentizará y tenderás a acumular más grasas, por lo que el deporte será la mejor manera de evitarlo.
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6. No te pongas metas imposibles. No te obsesiones con perder peso en poco tiempo, aunque hagas deporte y dieta. Lo mejor es tener objetivos reales a corto plazo, ya que cumplirlos te motivará todavía más.
¿Y qué hacemos en Navidad o vacaciones?
Si estás siguiendo una dieta para adelgazar, puede que estés aterrada ante la llegada de las fiestas. Pero no pienses que vas a ganar lo que perdiste ni tenés que pasarte las reuniones privándote de todo; te proponemos unos trucos para poder seguir perdiendo peso dándote algún capricho.
Después de lo que te costo decidir empezar la dieta, llegan las vacaciones y empiezan los problemas. Es una época en la cual abundan las reuniones familiares, con amigos y compañeros que implican grandes cantidades de comida deliciosa y alcohol.
¿Qué hacer? No pienses que solo te quedan dos opciones, volver a ganar peso o privarte de casi todo para seguir perdiendo. Existen pequeños y sencillos trucos con los que podés darte algún permitido sin recuperar los kilos perdidos. ¡Y disfruta de las fiestas sin pasarte!
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Cuidado entre horas
La Navidad es una época en la cual no solo abundan las comidas familiares sino que también nos invita mucho al picoteo: mientras cocinas rodeada de gente, antes de las comidas, cuando vas de visita... Evitá todas estas tentaciones y limitá la ingesta a las comidas principales.
Atenta a los aperitivos
Las comidas y cenas navideñas no sólo se destacan por unos deliciosos platos principales, sino por una gran cantidad de aperitivos. Es importante prestar atención a estas colaciones.
En los platos principales
En los asados, evitá las salsas y la carne magra. En el caso del pollo, opta siempre por la pechuga, que es la parte menos grasa. Intentá introducir en tu menú pescados al horno, una opción tan exquisita como con pocas calorías. Para las cocciones, utilizá el mínimo de aceite y trata de que los alimentos se cocinen en su propio jugo al horno.
Cuidá las guarniciones y busca soluciones ligeras: verduras a la plancha y con especias, al wok, ensaladas...
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¡Ojo con los dulces!
¿Cómo resistirse a ellos? Si te resulta totalmente imposible, tampoco te reprimas. Simplemente, limítate a uno cada varios días. Porciones pequeñas y solo en ocasiones muy especiales. ¡El año que viene volverán a estar en la mesa! No pasa nada si una Navidad solo comes unos pocos. Para los postres, podés sustituir las tartas y preparados por fruta, mousses, y sorbetes-
¿Y las bebidas?
Llega el gran problema del alcohol: ¿tengo que eliminar su consumo del todo? Nuestra recomendación es un consumo lo más moderado posible. Durante la cena, evitá las gaseosas azucaradas, cámbialas por agua, bebidas light o una copa de vino.
Después, una copita de champagne no te hace daño, pero cuidado con las copas demás: el alcohol de alta graduación junto con un refresco azucarado es toda una bomba calórica.
¿Qué hacer los días que no tenés cenas ni comidas familiares?
No es necesario que hagas un acto de constricción y te mates de hambre para desintoxicar. Simplemente, intentá comer algo más ligero de lo habitual pero sin dejar de comer sano y variado.
Nada de dietas depurativas, solo céntrate en alimentos a la plancha, poca grasa, frutas y nada de dulces. Además, no te olvides de beber al menos dos litros de agua cada día para drenar desde el interior.
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