Así se decora la mesa de Navidad ideal

Tres amigas españolas dejaron de serlo hace cuatro años. El sustantivo se les quedó corto. Tras unas clases de pintura, se habían convertido también en socias.

María José González-Moro, Juqui Suárez de Lezo y Marta Cotoner aprendieron juntas a pintar porcelana. Se sentaron juntas frente a una profesora. Las madrileñas se conocieron en el colegio.

En la universidad, las aulas cambiaron. Solo Marta mantuvo el lápiz en la cartera. Estudió Arquitectura. María José se decantó por Empresariales y Juqui, por Derecho. Tras su tercer hijo, la última solicitó una excedencia. En el tiempo libre se colaron las clases. Y entre las clases, los pedidos.

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Crearon una empresa de decoración. Instagram se ocupó de que los encargos no fueran solo de cuñadas, primas y amigas. La red social llevó a que se expandan por todo España. Y un poco más allá.

Sus vajillas, internet mediante, habitan vitrinas y mesas hasta en las islas Seychelles.

Su experiencia nos permite crear una mesa de noche buena ideal y aquí todos sus consejos. 

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En Navidad, el oro centra. El blanco y dorado iluminan y visten. En el camino entre comensales, los tonos malva y gris, se encargan de la ornamentación. Sus piezas recogen velas, bayas rojas, hojas verdes y flores.

Las instrucciones son claras. Plato de pan, a la esquina superior izquierda. Servilletas, a la derecha. Las copas, en diagonal al plato.

Desde el centro, en media luna y si la mesa a la que te enfrentas es muy grande, la copa de agua precederá a la de tinto y la de tinto, a la de vino blanco.

Los cubiertos se disponen a los dos lados de los platos de acuerdo con el orden de la cocina. El ritmo de las comidas es el que establece la colocación de la cubertería.

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Lo que se sitúe lejos de la porcelana, más separado del plato, más cerca de las manos, será lo primero en emplearse. Solo los de postre, en la cabeza del plato hondo, se puede saltar las normas.

Cucharita y tenedor se colocan junto a las copas. Cada uno en una dirección.