Thursday 28 de March de 2024

SOCIEDAD | 12-05-2020 20:23

Dibujar, una actividad terapéutica en tiempos de crisis

Jemima Sara es una diseñadora inglesa que encontró en el dibujo una manera de recomponer su salud mental. “La creatividad salvó mi vida y puede salvar la tuya”, cuenta en este honesto testimonio en primera persona.

Voy a hablar de mi experiencia con mi enfermedad mental, ya que creo que hablar de nuestras experiencias es la única forma de romper el estigma y apoyarnos mutuamente. La creatividad es algo que ayudó a mi depresión y a mi compleja salud mental, sin embargo, es muy importante buscar ayuda profesional cuando estás luchando.

Abogo por la terapia y antes de escribir esto hablé mucho con mi terapeuta: ‘¿Qué debo decir? ¿Cómo no lo convierto en una historia triste? ¿Hablo de esto, de eso o de lo otro…?"

Llegué a la conclusión de que es bueno escribir una historia desordenada sobre la salud mental porque la salud mental es desorden puro. Si estás teniendo un mal día, una semana llena de ansiedad, hartazgo, podés llegar sentir que tu cuerpo no tiene voz. El dibujo es una forma de expresión y comunicación donde no se requiere lenguaje oral.

La buena noticia es que no es necesario ser un artista para beneficiarse del dibujo y del garabato. Yo me enamoré del arte del dibujo, ya que me permitió expresar mis experiencias y recuperarme de una enfermedad mental.

Cuando era niña, dejaba que mis preocupaciones tomaran el control y dominaran mi vida. Recuerdo que un maestro me dijo "eres sumamente preocupada y eso no es bueno". Estaba acostumbrada a la ansiedad y a la preocupación, nunca supe algo diferente, ¿por qué cambiaría?

Jemima Sara
Su catarsis creativa, convertida en obra.

Fue un par de días antes de cumplir 19 años cuando me llevaron de urgencia al hospital. Sufrí un shock anafiláctico por tomar pastillas que "aumentarían mi metabolismo" y me harían "más delgada que nunca".

A los 14 años comencé a sufrir trastornos alimentarios, por lo que tomar esa pastillas era para mí parte de la normalidad. Quiero decir que al menos me iba a ver "bien", ¿verdad?

Una de las primeras señales que sufrí con mi enfermedad mental fue ese trastorno alimentario. Se volvió tan negativo que terminé en una cama de hospital y confíen en mí, no me veía bien.

También te puede interesar: En primera persona cómo es tener dengue: “Estuve convaleciente muchos días”

Unos días después de salir del hospital en los Estados Unidos, recibí una llamada de mi madre explicando que había habido un terremoto. Crecí en muchos lugares diferentes gracias a las ocupaciones de mis padres. Nuestra base principal estaba en Italia, era más que un hogar para mí; cuando te mueves mucho intentas fijar tu infancia en un solo lugar, Italia era mi lugar de identidad.

En agosto de 2016, un terremoto devastó el centro de Italia y nuestra casa fue gravemente afectada. Muchas familias fueron obligadas a abandonar sus hogares. La tristeza, el dolor y la pena arrasaron comunidades y vidas. El lugar que conocía como hogar se derrumbó y se desintegró, y con él también lo hicieron muchos aspectos de mi vida, incluida la ruptura con un novio de larga relación.

Me sentí muy sola durante ese tiempo e incluso hoy lucho con la idea de que nadie comprende mis emociones dolorosas y el miedo que juega un papel integral en mi vida. La ansiedad constante de que nunca podría sentirme mejor.

La preocupación, las visiones traumáticas o ese sentimiento de que algo terrible va a suceder. Fue entonces que me mudé a Londres, pero me sentía invisible, como si no fuera "real". Solo podía ver a todos los demás continuar con sus vidas. ¿Qué diferencia habría si muriera?, pensaba. Nadie se daría cuenta y al menos el dolor terminaría.

Puede ser fácil fingir que nada está mal cuando tienes una enfermedad mental. Desde mi experiencia, es más fácil fingir que tratar de explicar lo que está sucediendo por dentro.

Probablemente podría haber seguido así para siempre, fingiendo que estaba bien por fuera y que podía manejar las emociones y la incertidumbre. Sin embargo, después de todos esos años de reprimir todos mis sentimientos, no pude continuar. Estaba tan acostumbrada a fingir y satisfacer las necesidades de los demás, que se hizo evidente que no tenía voz, identidad ni pertenencia.

Tuve la suerte de anotarme en un curso creativo en la universidad en ese momento y comencé a dibujar. Dibujaba mujeres desnudas, por todas partes. Eventualmente, estas mujeres desnudas tenían martinis y burbujas de discurso con afirmaciones divertidas, oscuras, traviesas o positivas.

Decían cosas como: “El amor propio es el dedo mayor más grande de todos los tiempos” o “Una obra maestra sigue siendo una obra maestra cuando las luces están apagadas y la habitación está vacía". Bauticé a estas señoras desnudas sin complejos y amorosas como mis "Damas Martini".

Ellas se convirtieron en mi voz. Fue increíble cómo, por tanta incertidumbre, duda y dolor, un rápido garabato de una mujer desnuda con una copa de martini me ayudaba a encontrar la capacidad de seguir adelante.

Dibujar a las mujeres desnudas me ayudó a encontrar el coraje para buscar apoyo. Más tarde ese año me inscribí en el plan de asesoramiento universitario. Estoy eternamente agradecida por esas sesiones, ya que finalmente pude expresar allí mis emociones y experiencias.

También te puede interesar: Phishing: La pesadilla de vivir un día hackeado

Hablar me cambió para mejor y pude trabajar en cosas, desarrollar las herramientas para ayudarme a lidiar con el futuro y no reprimir mis emociones o traumas.

Poco más de un año después, en 2017, lancé mi negocio creativo Jemimasara. Mi creatividad me ayudó a encontrar mi propia voz. Cuando comienzas a dibujar, no solo te estás expresando visualmente, sino que estás usando ambos lados de tu cerebro, los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro.

A medida que el cerebro se compromete y se llena de dopamina, nos motivamos a compartir nuestras experiencias en el papel. A veces puede ser difícil encontrar palabras para expresar lo que sentimos en el fondo. Cuando dibujamos, podemos revelar múltiples emociones, pensamientos y conceptos en una obra de arte o garabato. Hay un montón de pruebas de que aprendemos a comprendernos mejor a nosotros mismos y a dar sentido a nuestros sentimientos a través del dibujo.

Todos tenemos nuestra propia historia de salud mental para compartir, y nunca debemos comparar nuestras historias. La salud mental es desordenada y diferente para todos. Está arriba, está abajo, es dolorosa, confusa y compleja.

La creatividad me salvó la vida y he tenido la suerte de conocer a muchos otros que también encontraron fuerza en la creatividad. Encontrar el tiempo para sentarnos a dibujar puede parecer inútil, pero realmente ese puede ser un lugar para aclarar pensamientos y relajarnos. La combinación de la autoexpresión con la atención plena puede hacer que disminuya la velocidad de nuestra respiración y disminuya la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la tensión muscular.

También te puede interesar: Corona Street Art: El arte urbano se transforma en tiempos de pandemia

Este es un pequeño capítulo de mi historia de salud mental en curso y, a medida que la vida continúa, aprendí una lección muy importante: solo porque algo funciona una vez no significa que funcionará todas las veces, y eso también está bien. Dibujar mujeres desnudas me ayudó a encontrar una voz que no tuve una cuando era niña y me ayudó a expresar el dolor y la pérdida cuando no podía hablar de mis amigos o familiares. Ser creativo no es una cura para las enfermedades mentales y es posible que no lo ayude. La vida es una montaña rusa.

Poco después de iniciar mi negocio, mis padres se divorciaron (el siguiente capítulo de mi desordenada historia de salud mental). Dibujar mujeres desnudas no funcionó para mí en ese momento y durante mucho tiempo caí de nuevo en la sensación de no tener voz. Me autolesioné y tuve muchos comportamientos obsesivos, pero finalmente aprendí que mi salud mental no define quién soy. Soy mi propia persona y tú también. La creatividad me ayudó de nuevo y a medida que mi trabajo cambió, yo también.

La enfermedad mental nos afecta a todos de manera diferente y el dibujo puede no funcionar para todos. Sin embargo, hay otras formas de creatividad, como bailar, escribir, cantar, escuchar música, drama, etc. Es posible que encuentres algo que te levante el ánimo y te permita expresar como nunca antes lo habías podido hacer.

Desde el lanzamiento de mi gtienda, tuve la oportunidad de hacer innumerables talleres, charlas e incluso lanzar mi propio podcast, donde invito a mis amigos y a quienes me inspiran a hablar sobre sus experiencias. Es donde podemos celebrarnos, fortalecernos y esforzarnos por reconocer y promover problemas importantes que nos afectan a todos.

Con suerte, hay dos ideas que pueden extraerse de esta historia: en primer lugar, buscar nuestra propia creatividad, incluso si tu salud mental está en un buen lugar. Probar algo nuevo puede empoderarnos y motivarnos para mejorar. En segundo lugar, ser valientes y tratar de compartirlo con con alguien. Se puede estar deprimido, se puede estar triste, pero hay que intentar sacarlo hacia fuera. Buscar ayuda y compañía siempre es bueno. Espero haberlas inspirado en ese camino.

Desde Marie Claire UK

Galería de imágenes

Accedé a los beneficios para suscriptores

  • Contenidos exclusivos
  • Sorteos
  • Descuentos en publicaciones
  • Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.

En esta Nota

Comentarios