Mientras pervive el antiguo enigma sobre su género e identidad, Banksy se las arregló para reaparecer hace poco en un hospital de Southampton, Inglaterra, donde dejó de regalo su particular homenaje al personal sanitario con la obra Game Changer. Autentificada por su cuenta de Instagram minutos después, la obra fue inmediatamente replicada en sitios de noticias de todo el mundo.
Por supuesto que Banksy no es el único y de hecho casi a diario las redes se despabilan con muestras de arte urbano de cualquier parte del mundo, realizadas, en general, de manera clandestina o misteriosa.
Con o sin firmas, con marcas distintivas o haciendo gala del registro anónimo, muchas de estas obras impactan hoy más que nunca, no solo por el uso del barbijo (elemento más que habitual para cualquier artista urbano) sino por una incesante creatividad que le presenta su propia batalla a la pandemia y al vacío de las calles que la contienen.
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