Es cierto que los tratamientos de reproducción asistida pueden afectar a las parejas de diferentes maneras. Estos tratamientos, como la fertilización in vitro (alta complejidad) o la inseminación artificial (baja complejidad) pueden ser físicamente agotadores y emocionalmente estresantes.
Existen diversas y variadas estadísticas y estudios sobre cómo los tratamientos afectan a las parejas y su infertilidad. Sin embargo, tal como lo explica la Lic. en Psicología y miembro de la Asociación “Somos Grupo de Mujeres más” (@somosgrupodemujeresmas), Lorena Laserre: “Se ha observado que muchas parejas experimentan estrés significativo durante el proceso de reproducción asistida. Algunos datos sugieren que hasta un 20-25% de las parejas que buscan tratamiento atraviesan niveles clínicamente significativos de angustia emocional”.
“Además, alrededor del 10-15% de las parejas en tratamiento para infertilidad experimentan dificultades en su vínculo de pareja, incluso la ruptura de su relación debido al estrés y la presión asociados con los tratamientos”, agregó la profesional.
Es importante tener en cuenta que estas estadísticas pueden variar dependiendo de factores como la duración del tratamiento, los resultados obtenidos y el apoyo emocional disponible para las parejas.
Cada pareja es única y puede enfrentar desafíos diferentes durante este proceso. Asimismo, existen distintas formas en las que los tratamientos de reproducción pueden afectar a las parejas:
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1. Estrés emocional: Los tratamientos de reproducción asistida suelen ser un proceso largo y complejo, lo que puede generar altos niveles de estrés emocional para ambas partes de la pareja. La incertidumbre sobre el éxito del tratamiento y el impacto psicológico del resultado negativo pueden potenciar el surgimiento de ansiedad, depresión y tensión en la relación.
2. Dificultades en la comunicación: El estrés emocional puede dificultar la comunicación efectiva entre las parejas. Pueden surgir desacuerdos sobre la toma de decisiones o sentimientos encontrados sobre el proceso en sí mismo. Necesidad de pausas o stand by en el proceso, así como re pensarse madres o padres.
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3. Cambios en el deseo sexual: Las demandas físicas y emocionales del tratamiento pueden disminuir el deseo sexual o aumentar la presión para tener relaciones sexuales programadas específicamente para aumentar las posibilidades de concepción.
4. Sentimientos negativos hacia uno mismo: Ambos miembros de una pareja pueden experimentar sentimientos negativos hacia sí mismos si se sienten responsables por no poder concebir naturalmente o si creen que hay algo "fallado" en ellos a nivel reproductivo, manifiestan culpa y sentirse “en falta”.
5. Desafíos financieros: Los tratamientos de reproducción asistida suelen ser costosos, lo que puede llevar a problemas financieros adicionales para una pareja.
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Es importante destacar que estas son solo algunas formas comunes en las que los tratamientos de reproducción asistida pueden afectar a una pareja, pero cada experiencia es única y puede variar ampliamente entre diferentes personas y relaciones.
¿Cómo sobrellevar el tema?
Es fundamental contar con un apoyo adecuado durante todo este proceso, como terapia individual o terapia grupal especializada en infertilidad, para ayudar a enfrentarlo juntos como pareja. La terapia puede ser muy útil para aprender a gestionar las emociones, tanto individualmente como en pareja. Tener un espacio para poder re- pensarse y encontrarse suele aliviar el trayecto reproductivo.
En general, es crucial que las parejas reciban apoyo emocional adecuado del entorno durante los tratamientos para ayudar a mitigar el impacto negativo en su relación.
Expresar lo que cada uno siente, no perder la comunicación, podría ser un buen eje a tener en cuenta. Pasar tiempo juntos, compartir actividades y evitar buscar una vía de escape por separado y no tender así al distanciamiento. Así como también no hacer el tratamiento el eje y único tema de conversación y poder disfrutar de otros espacios.
Y hacer el máximo esfuerzo para no perder el eje que los encuentra unidos en este viaje de reproducción: la conformación de una familia. De esta manera, es posible que la relación de pareja se fortalezca aún más de lo que ya estaba fortalecida al momento de decidir traer un hijo al mundo. Las dificultades reproductivas pueden ser vistas como un camino de aprendizaje, resiliencia y gran compromiso con el deseo en algunas parejas que manifiestan mayor unión luego de atravesarlas.
Lo importante: no descuidar la salud mental de cada uno de los miembros y de ambos como pareja, lo que también repercutirá en el hijo por venir el día de mañana.
at redacción Marie Claire
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