El desfile de alta costura de Chanel para el Otoño 2024/25 trajo consigo un cambio significativo al trasladar su tradicional espectáculo del Grand Palais al emblemático Palacio Garnier. Este cambio de escenario no solo revitalizó la presentación, sino que también añadió una capa de historia y grandiosidad a la colección. El renombrado director francés Christophe Honoré se encargó de transformar el Palacio Garnier, llevando la esencia de los palcos de terciopelo rojo y dorado del teatro a los pasillos, creando una experiencia teatral única para los asistentes.
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Aunque Virginie Viard, quien asumió el papel de directora artística tras el fallecimiento de Karl Lagerfeld en 2019, dejó la casa hace menos de tres semanas, la colección presentada fue una creación conjunta del Fashion Creation Studio de Chanel. Esto demostró la cohesión y creatividad del equipo. Inspirados por el entorno del Palacio Garnier, los diseñadores fusionaron el dramatismo teatral con la elegancia clásica de Chanel.
El desfile comenzó con Vittoria Ceretti, quien lució una capa de ópera de tafetán negro con un escote de volantes que enmarcaba su rostro, complementado por un lazo de grosgrain en su cabello recogido. La colección continuó con una variedad de looks que mezclaban opulencia y modernidad, culminando con Angelina Kendall como la novia, vestida en tafetán blanco que evocaba el vestido de novia de la princesa Diana, con líneas voluminosas y detalles exquisitos.
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La colección no solo se centró en el dramatismo teatral, sino que también rindió homenaje a los clásicos de la casa Chanel. Los trajes de falda, un emblema de la marca, se reinventaron en tweeds de colores sal y pimienta, adornados con bordados de borlas y flecos en puños y dobladillos. Además, estos trajes se presentaron en tonos joya vibrantes, decorados con cabujones de colores que añadieron un toque contemporáneo y lujoso. Un sobretodo cruzado en tweed mostró una textura táctil con mechones abigarrados, resaltando la artesanía detallada que caracteriza a Chanel.
Los lazos fueron un motivo recurrente en la colección, apareciendo en una falda de encaje bronce y en un vestido abrigo negro, añadiendo un toque de romanticismo y feminidad. Las plumas, aunque usadas con moderación, adornaron una capa de noche sobre un vestido camisero de lamé rosa, aportando ligereza y movimiento a las prendas. Innovaciones como el uso de jersey lacado en la falda de un vestido largo y un corpiño con volantes destacaron, mostrando la capacidad de Chanel para fusionar tradición con modernidad. Un vestido negro con un abrigo de botones delanteros brilló bajo las luces del teatro, capturando la atención de todos los presentes.
Con la búsqueda de un nuevo director artístico en marcha, cada desfile de alta costura se convierte en una oportunidad para demostrar el futuro potencial de la casa. Mientras los asistentes salían del Palais Garnier, los comentarios sobre los encantadores lazos para el cabello y las elegantes sandalias de tacón de cristal evidenciaban el éxito de la colección y auguraban una nueva era para Chanel, llena de innovación y elegancia.
JCCL
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