Estrés crónico, fatiga constante, piel apagada, ansiedad. ¿Y si el problema no fuera solo “estar estresada”, sino cómo lo procesa tu cuerpo a nivel hormonal?
El cortisol, conocido como la hormona del estrés, es vital para regular muchas funciones: desde el sueño y el metabolismo, hasta la presión arterial y la respuesta inmune. Pero cuando está elevado de forma sostenida, puede desequilibrar varios sistemas a la vez.
Y lo más complejo: no siempre se nota enseguida. A veces, el cuerpo empieza a enviar señales pequeñas pero persistentes que pasamos por alto. Acá te contamos cuáles son las más comunes —y silenciosas— que podrían estar indicando que tu cortisol está alto.
1. Te despertás agotada, incluso después de dormir ocho horas
Dormiste toda la noche, pero amanecés como si no hubieras pegado un ojo. El exceso de cortisol puede alterar tu ritmo circadiano, impidiendo un descanso profundo y reparador.
2. Tu piel cambió: más sensible, más seca, más opaca
El cortisol elevado afecta la producción de colágeno y la capacidad de la piel para regenerarse. Puede exacerbar problemas como acné adulto, rosácea o eczema, y también acelerar signos de envejecimiento.
3. Ansiedad que aparece “de la nada”
De repente sentís taquicardia, irritabilidad o una sensación de urgencia sin motivo claro. El cortisol afecta directamente al sistema nervioso y, sostenido en el tiempo, puede desregular la respuesta emocional.
4. Antojos de azúcar o sal fuera de lo habitual
Cuando el cuerpo está en “modo supervivencia”, el cortisol aumenta el apetito, sobre todo por comidas reconfortantes. También puede provocar subidas de peso, especialmente en la zona abdominal.
5. Caída del cabello más allá de lo normal
Si notás más pelo en la almohada o al peinarte, puede estar relacionado. El estrés prolongado y el exceso de cortisol alteran el ciclo de crecimiento capilar.
6. Cambios en el ciclo menstrual o síntomas premenstruales más intensos
El cortisol puede interferir con otras hormonas como el estrógeno y la progesterona. Esto puede generar ciclos irregulares, más dolor o cambios de humor más marcados.
7. Problemas de memoria o dificultad para concentrarte
La niebla mental (brain fog) no es solo un cliché. Altos niveles de cortisol sostenidos pueden afectar el hipocampo, la parte del cerebro que regula memoria y aprendizaje.
at redacción Marie Claire
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