Actualmente son más de 15 mil piezas las que se encargan de contar y mantener vivas aquellas historias de carne y hueso que se vieron ultrajadas y obligadas a luchar por su identidad género, la discriminación y el exilió para que hoy existiera una ley que las ampare y una sociedad que no las mate.
La pieza más antigua de este organismo documental está datada en 1936; pero no sería hasta el 2012 que estos recuerdos tendrían un portavoz. El deseo y la emoción por ser referentes en la memoria colectiva de las identidades trans, fue el motor que dio inicio a un proyecto que entre impulsos y gritos de libertad nació en una cena de compañeras, un grupo de denunciantes de todo tipo de transfobias institucionales y sociales que hasta hoy no pararon de reivindicar su dignidad.
Quién fue Pía Baudracco, alias "la gorda"
Una de las protagonistas de esta historia fue Pía Baudracco “La Gorda”, quien se convirtió en una de las personas más importantes del activismo LGBTIQ+ de Argentina luego de conocer y traer al país las ideas revolucionarias de los movimientos activistas de Europa; durante toda su vida se obsesionó en luchas como la derogación de los edictos policiales, la identidad de género, el acceso a la salud integral, y los derechos humanos.
“La primera etapa del archivo fue saber dónde estaba cada una de nosotras, quién estaba viva y quién no había sido prohibida, recuperarnos nos llevó desde el 2012 hasta el 2015”.
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La historia de Belén Correa
Rondaba junio de 1992 cuando conoció a Belén Correa, una chica trans 3 años menor que ella que recién se había mudado a la capital; coincidieron desde el primer momento y decidieron mudarse juntas en el departamento de la última. En ese mismo piso, Pía organizo un festejo de cumpleaños para Belén, donde la mayoría de las invitadas solo la conocían a ella. Llamó a sus amigas trans y travestis que siempre estaban cerca y se enlistaron para celebrar la vida de la nueva amiga. De alguna manera, aquella entrada a la escena trans por parte de Belén, consistió directamente en lo que sería recordado hoy como la cena donde se fundó la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina, el primer espació que logró una
representación total a nivel nacional.
La incidencia de “La Gorda” en la joven Belén fue radical, tenía enfrente una lucha de activismo latinoamericano que lograba traspasar los más íntimos rincones de la vida personal, hasta las grandes rejas detrás de las cuales Pía fue encarcelada cuando la atrapaban vestida de mujer. Baudracco era quien tenía esa necesidad de recolectar material, y como toda visionaria, fue haciendo una especie de curaduría de arte en cada una de las fotos y documentos que dejó, sabiendo que algún día tendría sentido haber protegido por tantos años ese pequeño baúl de recuerdos.
Dentro de esa caja, existían archivos de viajes dentro de Argentina, etapas en la cárcel, exilio en Europa, y una regreso a su país natal que iba relatando cronológicamente de donde surgían las nuevas ideas con las que había llegado. De las 15 mujeres que componían el grupo fundacional de la ATTT, Pía era la única que había vivido una pseudo libertad, aunque la hubiera encontrado lejos de su hogar.
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En una charla personal con su mejor amiga, Belén relató que: “en una de las fotos más valiosas de esa caja se veía posando a tres chicas en un Burger King comiendo hamburguesas, algo que era imposible de pensarse en Argentina; donde no se podía hacer las compras ni mucho menos ir al cine, las mismas leyes dictaban que tenían que encerrar a quien estuviera con vestimenta contraría al sexo, como si lo que tuviéramos puesto fuera asunto de todos. No importaba que estuviéramos haciendo, ni dónde, las 24 horas del día los policiales estaban activos y listos para agarrarnos. Inclusive la sociedad tenía esa facultad de llamar a la policía y avisar dónde estábamos”.
Los años 90
De pronto, en las historias que contaba Pía sobre su tiempo fuera entre el 90 y el 92, existían lugares donde la policía te cuidaba, una fantasía lejos de imaginar. Pero como cualquier persona que extraña, decidió volver a la Argentina para quedarse, y en el intento tratar de cambiar un país entero con leyes que buscaban erradicarla.
Llegó un punto donde las víctimas de la transfobia eran cada vez más cercanas, y aunque Belén y La Gorda venían sobrellevándola; una abogada amiga las alertó acerca de una causa que les estaban preparando. Belén se escondió y en cuestión de 15 días se había exiliado en Estados Unidos; Pía por su parte, decidió quedarse, incrédula de que las cosas pudieran ser peor… a los 4 meses la detuvieron y roto por diferentes cárceles durante los próximos 5 años.
Según Correa: “Llegado un momento, quedó sobreseída por 3 jueces, pero los 5 años eran imposibles de devolver, inició un juicio contra el Estado, pero entre la lentitud y disculpas baratas, terminó falleciendo en esa espera.” Como herencia, a Belén le tocó ser la guardiana del baúl, el trabajo de la vida de su amiga.
Hoy por hoy, el legado de ambas es el archivo que las unió en libertad; y aunque quedan asuntos que se siguen resolviendo, gran parte de esta historia y lo que inició las primeras publicaciones del organismo documental fueron las cartas que se enviaron mutuamente durante 5 años, mientras que Belén en Estados Unidos y Pía en la cárcel. En una de ellas, enviada en el 2004, el “Archivo T.” ya era algo, y la recolección secreta de información se había puesto en marcha.
Para Belén: “La primera etapa del archivo fue saber dónde estaba cada una de nosotras, quién estaba viva y quién no había sido prohibida, recuperarnos nos llevó desde el 2012 hasta el 2015. Pero fue en el 2017, cuando todo el sueño que compartía con Pía comenzaba a tener una estructura más sólida; e hicimos nuestra primera exposición grande donde la gente nos conoció. Antes de ello, habíamos hecho exposiciones
El Archivo de la Memoria Trans, terminó siendo pionero en Latinoamérica, un referente que para muchos también es un lugar donde buscar las fuerzas para transicionar. Donde las historias de lucha también pudieron agregar miel a su sabor amargo, se llenaron de flores, maquillaje, risas y bailes; porque en esos pequeños espacios de libertad que encontraron, lo más crucial para ellas fue seguir brindado por la memoria de las sobrevivientes.
Aún queda pensar en todo lo que falta y en aquellas personas que pasaron por ello para no perder el foco, pero para eso el Archivo y un equipo de grandes mujeres documentan cada historia necesaria para entender la actualidad, empezando una reparación histórica de la que aún, ni La Gorda ni ellas, pudieron disfrutar.
at Mélanie Read
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