Un día como hoy en 2012, el Senado de la Nación sancionó la Ley de Identidad de Género, un hecho histórico que significó la garantía de poder modificar la documentación en función de la identidad autopercibida. Un logro que significó la conquista de derechos por parte de la comunidad trans y de todas aquellas personas que apoyan la causa. El Estado logró saldar la deuda en el derecho a la identidad de las personas travestis y trans, removiendo los obstáculos para acceder a la educación, al trabajo, a la salud y a la protección social. Si bien, no resolvió la violencia histórica y estructural que viene padeciendo la comunidad, sí habilitó su abordaje, prevención y sanción otorgando las herramientas legales, culturales e institucionales.
La Ley de Identidad de Género nació de la urgencia por transformar las condiciones de vida de un sector de nuestra población, históricamente discriminado y marginado. Esta Ley permitió poner a la Identidad de Género en la agenda de los derechos humanos, como un instrumento de expresión de la libertad, basado en el deseo de vivir y de ser quienes somos con dignidad. Desde su aprobación, 12.655 personas hicieron la rectificación de su DNI, conforme a su identidad de género.
La Ley también permite a toda persona, que pueda acceder a tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas para adecuar su cuerpo a la identidad elegida. Para esto, los organismos que posibiliten esta cobertura médica, deberán estar inscriptos en el Plan Médico Obligatorio.
Esta Ley otorgó múltiples herramientas para avanzar como sociedad: con el Decreto 721 de cupo laboral travesti trans; la Ley 27.636 de Promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero “Diana Sacayán - Lohana Berkins”; el Decreto 476 mediante el cual se incorporó una tercera opción documentaria en la categoría “sexo” en el DNI, para contemplar el derecho a la identidad de género a aquellas personas que no se reconocen dentro del binario femenino o masculino; y la creación del primer Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, donde el Estado nacional asume la perspectiva de géneros y diversidad como un compromiso ineludible.
A once años de su sanción, para muchos la situación sigue siendo lejana a la que imaginaron en su momento, porque las leyes no facilitan la realidad de todos. Debemos seguir avanzando para que las nuevas generaciones se eduquen y desarrollen en un país que reconoce y valora por igual todas las identidades de género; además de asegurar la aplicación de la Educación Sexual Integral, generando ambientes escolares seguros, especialmente para las infancias y adolescencias trans.
La Ley de Identidad de Género cumple diez años, siendo este momento la oportunidad para reflexionar acerca de los desafíos pendientes que aún tenemos que recorrer como sociedad.
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