Cuando las temperaturas suben, la elección de la ropa se vuelve fundamental para transitar el verano sin incomodidades. Esta temporada, las telas naturales se imponen por encima de cualquier otra opción. Lino, poplin y algodón permiten que la piel respire, reducen la sensación de humedad y ayudan a mantener el cuerpo fresco durante todo el día.
Las siluetas amplias también ganan protagonismo. Camisas oversize, vestidos rectos, tops con espalda descubierta y pantalones de corte recto favorecen la circulación del aire y evitan el roce excesivo con la piel. Incluso en looks más arreglados, las prendas sueltas se consolidan como aliadas porque aportan elegancia sin sumar calor.

Además, los cortes estratégicos cumplen un rol clave en la funcionalidad del vestuario estival. Escotes cuadrados, breteles anchos y aberturas laterales —especialmente en faldas y vestidos— permiten mejorar la ventilación sin comprometer la estética del look.
En cuanto a la paleta de colores, los tonos claros siguen siendo los más buscados. Blanco, beige, hueso y arena ayudan a reflejar la luz solar y a mantener una sensación visual y térmica de frescura.

La tendencia actual apunta a construir conjuntos prácticos, livianos y versátiles, que acompañen el ritmo de la temporada sin recargar. Elegir telas que respiren, cortes que permitan libertad de movimiento y colores que no absorban calor es la fórmula ideal para armar un guardarropa estival preparado para los días más exigentes del año.
at Sol Cardozo.
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