En esta pasarela donde el lujo dialoga con lo sensorial, el concepto Sakura Spring no solo fue un tema decorativo, sino el hilo conductor para un evento que mezcló moda, música y detalles visuales cuidadosamente orquestados.
La apertura con Minerva Casero otorgó un instante íntimo y artístico, preludiando el clima de renovación que invadió cada mirada. Las grullas de papel en los asientos y la ambientación oriental reforzaron el simbolismo del florecimiento: efímero, bello y lleno de promesas.

Las propuestas de las marcas —Boss, Lacoste, Max Mara, Calvin Klein, Zadig & Voltaire, Zegna, Adolfo Domínguez que desembarca en el centro comercial y otras— se desplegaron en siluetas que dialogan con las corrientes globales de esta primavera-verano. Se observaron:

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Pasteles vibrantes y acentos saturados: tonos lavanda, menta, rosa empolvado contrastando con toques de amarillo o coral (una paleta que combina suavidad con energía).
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Transparencias, superposiciones y texturas ligeras: capas sutiles y vestidos etéreos que juegan con lo voluptuoso y lo contenido.
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Aparición de lo artesanal y lo trenzado: detalles en rafia, mimbre o técnicas de tejido como guiños a lo hecho a mano.
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El regreso del sport lujo revisitado: piezas que remiten al athleisure reinterpretadas con materiales nobles, para un estilo que mezcla comodidad y sofisticación.
at redacción Marie Claire
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