Hablamos la la abogada Nathalie Lozano del estudio de abogados Lozano Blanco & Asociados que lleva adelante "la demanda más grande mundo", en la cual 10 mil mujeres de todo el mundo (45 países exactamente) demandan a la empresa alemana TÜV Rheinland, porque sería la responsable de no realizar los controles pertinentes en la fabricación y comercialización de los implantes mamarios PIP. Esta negligencia desató un escándalo internacional hace una década y hoy siguen la lucha para que todas esas mujeres sean indemnizadas como corresponde.
-¿Cuál es la importancia a nivel mundial del caso?
-De manera concreta este fallo afecta o más bien beneficia a 500.000 mujeres en el mundo que fueron o son portadoras de los implantes de marca PIP, pero adicionalmente de manera indirecta, el fallo beneficia a millones y millones de consumidores de los que le hablo, que están en todos los países del mundo y que han usado o que usan en este momento dispositivos médicos fabricados en la Unión Europea.
En primer lugar, este es el primer fallo que va a existir sobre la responsabilidad y sobre la confiabilidad del sello CE, que es el sello de calidad de la Unión Europea sobre los productos médicos, sobre los dispositivos médicos que se venden tanto al interior de la Unión Europea como en todos los otros países del mundo. Del resultado de este fallo depende la seguridad que puedan tener millones y millones de usuarios de dispositivos médicos alrededor del mundo, sobre la seguridad de los productos que usan y sobre el nivel de protección del que van a gozar en caso de que haya un producto defectuoso.
-¿Cómo te acercaste al caso en el 2012?
-Cuando empezamos a ver reportes y testimonios de mujeres muy afectadas por estos implantes, empezamos a buscarlas, a ver dónde estaban, primero en Colombia y luego en otros países. Cuando vimos el nivel del drama y el nivel de afectación que estaban sufriendo y al ver que no existía otra firma que estuviera representando a las mujeres, porque las existentes en ese momento sólo representaban a los médicos o a los distribuidores, pero ningún abogado había tomado como causa propia la de las principales víctimas, las mujeres.
Ahí decidimos hacer algo, empezamos a investigar y vimos la oportunidad de demandar en Francia, en los tribunales franceses. Lo que hicimos entonces fue empezar a desarrollar campañas masivas de información y de vinculación de información de las mujeres, para que se hicieran parte de esta gran demanda. Gracias a ese trabajo llevamos por primera vez a un grupo de 1500 mujeres latinoamericanas a los tribunales franceses en el 2013, y ese año recibimos un primer fallo positivo a favor de las mujeres y unos primeros pagos efectivos para cada una de ellas.
En los años siguientes seguimos presentando grupos y grupos de mujeres para que todas ellas se benefician de los fallos que hemos conseguido. Actualmente representamos más de 10.000 y todas ellas han recibido ya algún tipo de compensación.
-¿Qué es lo que vislumbrás como solución del mismo?
-Nosotros hemos obtenido fallos a favor y esos fallos buscan una indemnización concreta a favor de todas las mujeres. Se estima que las indemnizaciones irán de 17,000 euros a 70,000 euros en los casos más graves, dependiendo del nivel de afectación de cada una de ellas. Sabemos que en algunos casos los daños son irreparables. Sin embargo, esperamos que al menos en materia de salud estos ingresos, estas indemnizaciones, puedan ayudarlas a resolver los problemas de salud que no han hecho sino agravarse en el curso de los últimos 10 años.
-¿Qué importancia para la justicia vinculada a la salud y a las mujeres tiene este caso?
-En primer lugar, es muy importante obtener las sentencias favorables porque esto dejará establecido con claridad el nivel de responsabilidad de los fabricantes, de las empresas que vigilan a los fabricantes, y también de los distribuidores. Las mujeres tenemos derecho a que nos garanticen que los productos que nos ofrecen sean seguros. Buscamos que esto no le vuelva a ocurrir jamás a otras mujeres.
En segundo lugar, en cuanto a las mujeres afectadas por los Implantes PIP, estos fallos son trascendentales porque son los únicos en el mundo que están logrando que todas las mujeres sean reparadas, indemnizadas. Y es importante recordar que estas prótesis de marca PIP tienen dos tipos de problemas: por un lado una tasa de ruptura escandalosamente elevada en comparación con otras marcas, y en segundo lugar un gel que no fue autorizado para uso en el cuerpo humano y que en consecuencia tiene unos efectos muy nocivos en la salud de las mujeres.
Estas mujeres durante 10 años han visto sus prótesis rotas, muchas no tienen los recursos para retirarlos, para hacerse cirugías reconstructivas y en cambio tienen que asumir todo el daño psicológico, pero también físico. Sufren secuelas como dolores permanentes, inflamaciones, en algunos casos problemas en movilidad en los brazos y otro tipo de patologías
-¿Qué recomienda hacer a alguien que haya pasado por esto?
-Lo que le recomiendo a cada mujer es que tome acción, que haga valer sus derechos, que sepa que no está sola, nosotros estamos aquí para dar esta batalla con ellas hasta el final. En nuestro caso lo que le ofrecemos es llevar su caso a los tribunales franceses y obtener la reparación a la que tienen derecho. No deben incurrir en ningún costo inicial, nuestro estudio lleva los casos a riesgo total, y el proceso de vinculación es muy sencillo, les puede tomar alrededor de 3 minutos registrar sus datos con nosotros y luego las acompañaremos en todo el proceso.
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