Volver a trabajar luego de ser madre ¿es posible?, esta podría ser la pregunta del millón, pero en realidad es una de las tantas incertidumbres que se transitan al ingresar al mundo de la maternidad, y no existe verdad absoluta pero sí condiciones para que la vuelta sea más probable.
Según Unicef, la tasa de participación laboral de mujeres con tres hijos/as está 30 puntos porcentuales por debajo de la de aquellas que no los tienen. Esta caída refleja el impacto acumulado de las responsabilidades de cuidado, con lo cual podríamos descifrar que esa vuelta al trabajo es por lo menos complicada. Pero las cosas pueden ser distintas si existe la colaboración de todas las partes.

¿Por qué hablamos de todas las partes? En principio, porque la deserción del trabajo remunerado por parte de las mujeres tiene mucho que ver con la distribución desigual de las tareas domésticas y de cuidado, tan solo por la persistencia de los estereotipos de género, por los cuales muchas personas aún creen que ellas “lo hacen mejor”, que “les toca por naturaleza” o que “tienen instinto”.
Los datos confirman que estos estereotipos inciden en la repartición desigual de las tareas domésticas y de cuidado. Según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT 2021), en Argentina, el 90% de las mujeres realizan este tipo de trabajos, frente al 75% de los varones. Y si ponemos la lupa en el total del tiempo destinado, las mujeres les dedican por día -en promedio- 6 horas y media, y los varones algo más que 3 horas y media. Por lo cual, no hace falta demasiado para ver aquí una gran desigualdad, que necesita ser transformada para vivir de forma más justa.

Pero el ámbito doméstico no es el único que puede, o debe, colaborar para que la vuelta al trabajo sea posible. Los mismos espacios laborales juegan un papel fundamental en este sentido, porque tienen la posibilidad de ofrecerle a esa persona que termina de crear un nuevo ser vivo, la oportunidad de volver a su vida profesional de una manera flexible y empática.
Para muchas de estas personas, volver al trabajo significa volver a construir parte de su identidad, que en el proceso de la maternidad suele perderse un poco. Por eso, además, es menester que los espacios laborales colaboren en esa reincorporación. Desde nuestra campaña, Saltos hacia el bienestar laboral, proponemos reflexionar sobre qué pueden hacer las organizaciones para que el equilibrio entre la vida personal y laboral sea posible, por ejemplo con: licencias igualitarias, horarios flexibles, espacios de escucha, y una cultura donde cuidar no sea una desventaja profesional.

En este día de las madres, desde Grow - género y trabajo, seguimos buscando que maternar sea un deseo que pueda concretarse y que permita convivir con la vida profesional. Porque detrás de cada madre que logra volver a su trabajo remunerado de forma amorosa y respetuosa, hay una red, personal y organizacional, que la acompaña. Ojalá cada vez seanmás las que puedan decirlo.
Loló Fernández Bravo, responsable de RRSS de Grow - género y trabajo
at redacción Marie Claire
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