Sexo en la pareja: Los secretos detrás de las fantasías sexuales 

Las fantasías sexuales son pensamientos o ideas que ponen en juego la creatividad sexual. Son aspectos de la sexualidad que ayudan a conocerse, encarar tabúes y mejorar la vida sexual, la autoestima y el atractivo personal.  

La fantasía sexual es el mejor afrodisiaco para la mente, ya que el cerebro es el principal órgano sexual. Pueden estar inspiradas en una imagen, en algo que se escucha o se ve, y facilita el placer y descubrir la propia sexualidad. Según Juan Ignacio Di Rosa, psicólogo y sexólogo, “surgen de todo lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, y luego de la revolución hormonal. De todos las situaciones o imágenes que consideramos eróticas”. 

Cuanto más se practica la fantasía, más fácil es conseguir el placer y bienestar sexual. Hacer realidad las fantasías sexuales dependen de cada persona, de su intimidad y de cómo quiera vivir su vida sexual. “El problema es cuando existe ausencia de fantasías sexuales. Allí el deseo sexual se ve afectado y es cuándo hay que trabajarlo. Las fantasías sexuales cumplen un rol fundamental para que el deseo se reactive”  agrega Di Rosa. 

La fantasía sexual se diferencia del deseo erótico, porque la primera no está construida para que suceda en la realidad. La diferencia aparece cuando incluimos el concepto “sexualidad” entre la imaginación y el pensamiento de deseo. Allí es donde entran en juego los prejuicios, tabúes y emociones. El deseo es algo más que la fantasía, ya que ésta queda en el pensamiento y fomenta una mente sexual creativa. Mientras tanto, el deseo tiene el componente de la acción y la intención de hacerlo. 

“Dependiendo del sexo, las fantasías sexuales pueden ser de distintos tipos. Los principales son: los tríos, el sexo en grupo, las fantasías con personas conocidas, antiguas parejas o personajes que idealizan, el sexo en lugares prohibidos, los roles de dominación, parejas swingers, etc.“  agrega Di Rosa. 

Las fantasías sexuales son un terreno muy delicado y personal, que pueden enriquecer y beneficiar la relación sexual en pareja: algo así como si fuese una inyección extra de pasión. Lo principal es preguntarse si se quiere compartir estas fantasías, y en ese caso ver cómo la pareja lo puede llegar a tomar, para no despertar inseguridades o malestar. Es importante que ambos vivan las fantasías como algo natural, un simple erotismo de la mente que no signifique un deseo real. Lo importante es conocer los propios límites, y al estar en pareja trabajar en la comunicación en todos los aspectos, para lograr un acuerdo que aporte bienestar a ambos.