Juguetes sexuales: los errores más comunes en su cuidado

Afortunadamente, vamos camino a que la masturbación femenina deje de ser un tabú. Aunque entre algunas de nosotras todavía existe vergüenza o una infundada culpa por tocarnos, cada vez son más las mujeres que se abren sobre el tema y hasta incluso cuentan sus experiencias con distintos juguetes sexuales.

El satisfyer o la “balita” son algunos de los más conocidos del mercado y con mejores referencias. Con distintas funciones ambos juguetes nos han ayudado a reafirmar que no necesitamos de un otro para nuestro autoplacer. Aprendimos a gozar solas y en ese goce, además, conocer mejor nuestros cuerpos, fundamental para una vida sexual satisfactoria.

Se sabe que podemos usarlos solas o acompañadas, pero para que nuestros nuevos “mejores amigos” tengan una vida larga y plena hay algunos cuidados esenciales a los que debemos prestar atención. A continuación enumeraremos los principales errores que cometemos con nuestros juguetes sexuales y que podrían afectar su funcionamiento o incluso, y más importante aún, generarnos infecciones que afecten nuestra salud.

No usar el lubricante correcto

Lo dijo la ciencia, usar lubricante hace que consigamos orgasmos más fuertes, profundos y potentes. Y cualquier otro adjetivo que se le parezca. Pero para ello, también es fundamental prestar atención a qué tipo de lubricante elegimos, ya que no todos pueden ser compatibles con nuestros juguetes.

Si el juguete es de silicona, el lubricante debe ser con base de agua. Si en cambio, está hecho de cristal o metal nos convendrá usar lubricantes con base de silicona.

Introducir el juguete en el ano y luego en la vagina

Igual que en el sexo anal, no podemos pasar del ano a la vagina ya que correríamos el riesgo de arrastrar restos de heces y contraer así una incómoda infección vaginal. Distinto es si hacemos el recorrido contrario, es decir, podemos pasar de la vagina al ano, pero no, repetimos, del ano a la vagina.

No darle importancia a la calidad del juguete

La calidad es primordial, y no se negocia. Es un elemento que rozará, acariciará y conocerá nuestras zonas más íntimas y sensibles. Debemos comprarlo en un lugar especializado y con buenas referencias para estar tranquilas de que aquello que introduzcamos en nuestro cuerpo no traerá consecuencias indeseadas.

Compartir los juguetes sexuales con otras personas

Este punto sigue la misma lógica de una relación sexual tradicional. Cuando tenemos sexo, debemos usar siempre preservativo para evitar el contagio de ITS (infecciones de transmisión sexual). Lo mismo sucede con los juguetes, no podemos ir pasándolos de mano en mano o, para ser más específicos, de vulva en vulva sin usar la correspondiente protección. Si vamos a compartirlo que sea siempre con un profiláctico de por medio.

No leer las instrucciones de uso

En nuestra emoción por estrenarlos puede que nos olvidemos leer ese papelito clave con el que vienen y que nos cuenta cómo debe usarse. Leélas, no solo para saber por ejemplo si se puede sumergir en el agua o no, sino también para sacarle más provecho y alcanzar mejores orgasmos.

No limpiar los juguetes sexuales después de su uso

Fundamental. Debemos limpiar los juguetes después de cada uso. Generalmente se recomienda lavarlos con agua tibia y jabón neutro, pero siempre es mejor leer las instrucciones para estar más seguras de cómo proseguir.

Guardarlos en lugares inapropiados

Los juguetes deben mantenerse en un lugar seco, fresco y donde no les dé el sol. Puede ser una linda cajita o directamente el cajón de nuestra mesa de luz, para tenerlos a mano en los momentos que más los necesitamos. Un error garrafal es guardarlo en el baño, donde suele generarse mayor humedad, que es totalmente dañina para nuestro vibrador.