Thursday 25 de April de 2024

PERSONAJES | 12-03-2021 18:30

Conocé a Bela Bajaria, la mujer más poderosa de Netflix

En su primera entrevista para un medio argentino, la responsable de éxitos como Poco Ortodoxa y Gambito de Dama nos habló de su itinerante vida y de todos los cambios que se vislumbran -y producen- en el corazón mismo del “nuevo Hollywood”.

Nació en Londres y se crio entre Inglaterra, Zambia y la India hasta que a sus 9 años sus padres (ambos de ascendencia india) decidieron instalarse definitivamente en Los Ángeles, su “casa” desde entonces.

“En realidad, sigo siendo una ciudadana del mundo”, afirma ella y admite que ese mix cultural fue siempre uno de sus grandes “activos” en la industria del entretenimiento, donde está dejando una importante huella.

Pasó por CBS y Universal (donde impulsó series como The Mindy Project) y desde el año pasado es la Vicepresidenta de TV Global de Netflix, cargo con el que motorizó exitosas producciones originales como Poco ortodoxa y la "miniserie del año", Gambito de Dama.

“Crecí viendo una televisión en la que no existían, por ejemplo, las historias de mujeres indias. Y ahora resulta que tengo la dicha de poder hacer series en muchas lenguas diferentes, con todo tipo de personas, géneros, e identidades y con un amplísimo nivel de representación. Y encima de todo, con la posibilidad de estrenarlas a nivel global”, afirma y enseguida ríe cuando le preguntamos por el lado B y menos ingrato de su trabajo.

“Si tengo que elegir uno diría que es la amplitud horaria que manejamos… Coordinar equipos en Buenos Aires, Los Ángeles y Bombay no es una tarea sencilla. Te acostumbrás, claro, pero lleva un tiempo”, comenta mientras hacemos, vía Zoom, uno de sus habituales cruces horarios.

-¿Es importante el instinto la hora de tomar decisiones sobre series y películas de estreno global?

-Yo siento que básicamente son decisiones que dependen de eso, del instinto, de la corazonada. Que se apoyan, es cierto, en varios pilares que también son muy importantes: en primer lugar, la capacidad de contratar gente apasionada y comprometida por sus historias en cada país.

Y en armar equipos que a su vez sean lo más heterogéneos posible, con personas de diferentes backgrounds, experiencias de vida, visiones. Y, por último, en lograr que cada creador sienta, apenas cruza la puerta, que su visión está siendo respetada, escuchada y que todos estaremos trabajando en pos de ella. La clave, supongo, está en crear todo ese ambiente, ese contexto, para que las corazonadas creativas puedan funcionar.

-¿Te arrepentís de alguna decisión en particular, de alguna serie o cancelación de serie?

-(ríe) No diría que arrepentimiento es la sensación. Realmente creo que de todo proceso hemos sacado conclusiones y aprendizajes varios. Hay series con las que tomás más “riesgos”, otras en las que crees que el público va a responder más rápidamente y luego eso no sucede. O sí…

En el fondo, siento que toda esa interpretación que luego hacemos sobre previsiones y resultados también forman parte de nuestro trabajo creativo y habitual.

-¿Tiene un sabor especial cuando “tapado” la pega? Pienso en Gambito de Dama por ejemplo…

-Es tan interesante cuando pasa algo así… Con Gambito de Dama sabíamos que se trataba de una serie muy buena, su creador, Scott Frank, es realmente un tipo brillante, pero todo lo que sucedió fue espectacular.

Una serie además, plenamente centrada en una mujer, con una actriz nacida en Argentina, y un personaje que también tiene mucho de underdog (“tapada”)… Empezar a notar la cantidad de gente que la veía, que hablaba de ella y que en muchos casos terminaba comprando tableros de ajedrez… Es algo realmente hermoso, no te lo voy a negar.

-Hace poco te escuché decir que Netflix está cambiando en cierto modo el paradigma de Hollywood, una industria que antes emanaba sus historias y contenidos hacia el mundo y ahora va en busca de ellas…

-Yo siento que el gran cambio de esta era es el acceso. Actualmente tenemos más de 200 millones de usuarios en todo el mundo que tienen acceso a muchísimas historias de cualquier parte del globo. Y eso genera más oportunidades y también una mayor posibilidad de identificación de parte del público.

Hoy el entretenimiento puede ser tanto una ventana, como un espejo. Recuerdo de mi viaje a la Argentina (uno de mis últimos viajes antes de la pandemia) que me sorprendió mucho notar cómo ustedes habían conectado con Poco ortodoxa, una historia sobre una mujer de la comunidad judía ortodoxa de Satmar, Nueva York…  Creo que ese nivel de entendimiento global es también parte de este enorme cambio.

-¿Creés que eso se puede traducir en cambios sociales?

-Yo siento que nuestro objetivo tiene que seguir siendo el de entretener a nuestros miembros. Pero sí creo que el entretenimiento durante toda la historia ha propiciado o incluso iniciado muchas conversaciones sociales.

¿Puede abrir mentes, fomentar la cercanía, la curiosidad y la empatía? Yo diría que sí. Incluso a partir de historias que no tratan temas sociales o políticos de manera directa. Poco ortodoxa es un ejemplo de ello.

-Y el cine tradicional dónde queda en este panorama (y sobre todo con la pandemia como realidad aun latente). ¿Le decimos adiós?

-No, no creo que se trate de decirle adiós a los cines. Me parece que estamos más bien ante una era de convivencia donde lo que manda es el “members choice”. A veces ese miembro o usuario decidirá salir y ver una película en el cine, y otras se quedará en casa.

La pandemia definitivamente inclinó la balanza hacia el streaming, pero no dudo de que los cines reabrirán y se reencontrarán con su público.

Sí trajo otra tendencia la pandemia en Estados Unidos que hasta ahora no habíamos sucedido: el incremento de contenidos en idiomas que no son inglés, ya sea Dark Desire, de México, Barbarians, de Alemania, o La Casa de papel, de España.

Creo que el hecho de haber tenido más tiempo disponible provocó un mayor descubrimiento de historias “ajenas” en el público norteamericano.

-Reed Hastings (CEO de Netflix) nos dijo hace poco “competimos con todo” (no sólo otros servicios de streaming, sino también un libro, una receta de cocina, el cine, un bar, etc, etc). ¿Cuál es tu opinión al respecto, sobre todo teniendo en cuenta que cada vez hay más jugadores de peso en el streaming…

-Antes que nada, me gustaría dejar en claro que para mí la competencia siempre es buena. Para los consumidores, sobre todo en esta era de “members choice”, y también para toda la industria.

Dicho esto, coincido con esa mirada de que nuestra competencia no son únicamente las plataformas de streaming. Las redes sociales como Tik Tok o el gaming, por ejemplo, tienden a ser cada vez más importantes en este momento.

De todas formas, tampoco soy de mirar demasiado qué hacen todos nuestros competidores, prefiero tener la mirada puesta adelante y no tanto sobre los hombros. 

-Por último, ¿cómo te llevás con lo efímero que puede ser todo esto por momentos? Hoy todo es una serie y lo que genera al día siguiente, ya no…

-Mmm creo que cuando miramos la foto grande, ampliada, nos damos cuenta que la cosa no es tan así.

Hay shows que provocan mucho ruido y conversación, como Bridgerton, por citarte un ejemplo reciente, pero que no necesariamente son solo de ese momento. Sucedió con La Casa de Papel ahora, que muchos la “descubrieron” durante la pandemia. Lo que suele ser más pasajero en las series es la conversación en voz alta, pero el impacto silencioso perdura.-

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