Thursday 3 de October de 2024

PERSONAJES | Ayer 08:02

Claudia Coca: "Persiste una vergüenza en torno a los cuerpos mestizos”

Esta artista visual, docente y activista política peruana, ha dejado una huella significativa en la escena artística. Es conocida por sus autorretratos y su extensa obra temática. Su trabajo aborda cuestiones cruciales como el racismo, el mestizaje y la revalorización de la autoestima peruana.

Inicialmente formada en la Escuela de Bellas Artes de Lima, Coca se destacó por su compromiso con una visión crítica de la realidad cultural y política del Perú a partir del año 2000. Durante esa década, colaboró con el Colectivo Sociedad Civil en acciones artísticas callejeras que buscaban un cambio cultural y político en el país.

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Los inicios de la artista comenzaron con autorretratos que exploraban el mestizaje, poniendo en valor los cuerpos que no se consideran ‘bellos’ dentro de la sociedad. El porcentaje de mestizaje en Perú es muy alto, y las comunidades blancas son minoritarias. Sin embargo, persiste una vergüenza en torno a los cuerpos mestizos.

“Es importante criticar el auto-racismo que no reconocemos como sociedad, ya que es un mecanismo de autodefensa de las minorías. Es doloroso que en Perú se utilice el término ‘el cholo contra el cholo’”, cuenta.

La metamorfosis de la obra que presenta Claudia entre sus trabajos anteriores y los más recientes muestra notables cambios visuales a medida que evolucionó con el paso de los años. “Durante un período, fui madre, lo que limitó mi producción artística; sin embargo, en 2013 retomé mi trabajo y comencé a experimentar con cerámica y textos”, comenta la artista. En su última etapa, comenzó a explorar los cuadros de castas del virrey de Amat. Estas pinturas representan los resultados del mestizaje, mostrando las diferentes mezclas con sus nombres y calificaciones. Esta exploración fue la fuente de inspiración que impulsó a la artista a crear doce estructuras esféricas en una obra titulada “Mestizaje sin Paraíso”. En esta obra, se pueden apreciar diferentes esferas con diversas tonalidades de piel y los nombres con los que se denomina a las personas cuyo color de piel corresponde a cada esfera.

La obra recrea la mayoría de las razas étnicas presentes en nuestro país, desde el tono de piel más claro, como los albinos, hasta el tono más oscuro, como los africanos”, apunta.

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A diferencia de muchos artistas peruanos que se centran en la representación andina, Coca decidió explorar el mar como elemento representativo en su trabajo. “El territorio peruano es complejo y diverso, y quería reflejar esa riqueza. Además, empecé a utilizar la piel del otorongo (jaguar) y a combinarla con las costas marinas”, comenta la artista. Esta elección tiene varias razones: la textura mixta de la piel, la libertad que representa el jaguar y la idea de mostrar al Perú como un país fuerte y valiente, similar a este majestuoso animal. A diferencia de la vicuña, que a menudo se asocia internacionalmente con Perú, el jaguar es un símbolo más audaz y salvaje.

Claudia Coca Artista
La artista trabajando en su atelier.

 

Un espacio único

Todos los años se lleva a cabo el programa de residencia latinoamericano de arte contemporáneo SAE (Solanas Art Experience), creado por la fotógrafa argentina Natasha Ygel. Este programa selecciona a diferentes artistas latinoamericanos para explorar la intersección entre el arte, la naturaleza, la arquitectura y la tecnología. El enfoque de Claudia durante esta residencia estuvo en la producción y el territorio.

“Estoy muy contenta; creo que el SAE es una de las mejores residencias en las que he participado. La organización mostró una preocupación y dedicación excepcionales al atender las necesidades de los artistas, algo que no es común en otras residencias”, cuenta.

“El porcentaje de mestizaje en Perú es muy alto, y las comunidades blancas son minoritarias. Sin embargo, persiste una vergüenza en torno a los cuerpos mestizos”.

La residencia brindó a la artista la oportunidad de conectarse con los habitantes locales, explorar sus raíces a través de su trabajo y recopilar información valiosa. Trabajar en el territorio permite a los artistas explorar sus obras a través de la conexión con las personas locales y conocer sus historias en profundidad. Una de las historias que despertó la creatividad y la curiosidad de la artista fue el relato local sobre la historia uruguaya del exterminio de los charrúas en la masacre conocida como “Salsipuedes”. Esto generó su interés por los originarios charrúas, y de la mano de Gabriel Lema, quien le recomendó el libro “Los indios del Uruguay” de Renzo Pi Hugarte, Claudia presentó una perspectiva científica sobre los charrúas como nómadas y cuestionó la idea de que hubiera pueblos asentados en Uruguay. Esto pone en duda el relato del exterminio y abre la puerta a la idea de que se haya encubierto la verdad para ocultar la historia originaria del pueblo.

“Daniel Delgado, escritor e investigador, me ayudó mucho en este descubrimiento”, dice.

El discurso de negar la existencia de los nativos originarios y la necesidad de ocultar su pasado sigue siendo relevante en la actualidad, reflejando una mentalidad colonial que persiste incluso en los tiempos actuales, especialmente en algunos países latinoamericanos y del mundo gobernados por la ultraderecha. 

FOTOS: Natasha Ygel.

at Federico Velenski

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