Desde las costas de Mar del Plata hasta los imponentes paisajes de Islandia, Guadalupe Laiz ha recorrido un camino sorprendente para convertirse en una de las fotógrafas más reconocidas en el mundo de la conservación. Hace más de dos décadas, con apenas 400 dólares en el bolsillo y sin un destino claro, Guadalupe dejó su ciudad natal, sin saber qué le depararía el futuro. Sin embargo, esa incertidumbre fue solo el comienzo de una historia que la llevaría a capturar las maravillas de la naturaleza en algunos de los lugares más remotos y majestuosos del planeta.
Hoy, establecida en Aspen, Colorado, Guadalupe es conocida como la fotógrafa proteccionista más influyente de la región y ha ganado reconocimiento internacional por su obra en defensa de la fauna y la conservación de los ecosistemas. Su trabajo ha sido expuesto en los museos más importantes de Estados Unidos, y su serie Horses of Iceland ha logrado una enorme repercusión, no solo como una obra de arte visual, sino también como un grito de conciencia sobre la necesidad de proteger las especies y su hábitat natural.
Su amor por la naturaleza y los animales la ha llevado a viajar por el mundo, desde las estepas de Islandia hasta las sabanas de África, donde ha logrado crear una conexión profunda con las especies que fotografía. Guadalupe no solo documenta la belleza de la vida salvaje, sino que también trabaja activamente con organizaciones como la Fundación Dian Fossey para la protección de los gorilas, demostrando su compromiso con la causa ambiental y el bienestar animal.
Documental de Guadalupe Laiz, ha alcanzado a viralizarse en redes, donde la narración esta hecha por la misma fotógrafa.
Lo que distingue a Guadalupe es su capacidad para mezclar el arte con la conservación. No se trata solo de tomar fotografías; cada una de sus imágenes transmite un mensaje poderoso sobre la urgencia de preservar lo que aún queda de la belleza natural del planeta. Sus célebres clientes saben que al adquirir una de sus obras, no solo están adquiriendo una pieza de arte única, sino que también están contribuyendo activamente a la conservación de la naturaleza.
-¿Qué reconocés hoy en vos de esa chica que dejó Mar del Plata?
-Reconozco que sigo siendo la misma persona: sensible, observadora y con una profunda apreciación por la soledad y la conexión con la naturaleza.
-¿Cómo es tu conexión con los animales y te has enfrentado a algún peligro al intentar fotografiarlos?
-Mi relación con los animales es prudente y respetuosa. No los veo como peligrosos por naturaleza, sino como seres con su propio espacio y necesidades. Los he fotografiado en su hábitat natural, siempre respetando su espacio y buscando entender su comportamiento. La idea de que los animales son inherentemente peligrosos es un malentendido; muchos actúan por defensa o en contextos naturales como la protección de su territorio o de sus crías. He tenido la suerte de no enfrentarme a situaciones peligrosas, ya que siempre intento leer el comportamiento del animal y tomar decisiones conscientes sobre mi proximidad.
" La conservación no es solo una cuestión de proteger especies, sino de preservar la diversidad de la vida en el planeta, que es lo que nos sostiene. Los animales no nos necesitan para sobrevivir, pero nosotros dependemos tanto de ellos."
-¿Qué es lo más impactante que te ocurrió en tus viajes?
-Uno de los momentos más intensos fue en Baffin Island, donde fotografié a una osa polar y su cachorro. Horas después de esa experiencia, la osa fue asesinada por cazadores locales, y un oso polar macho pasó tres días sobre su cuerpo, en lo que parecía un acto de duelo. También recuerdo profundamente la experiencia en los campos de refugiados de Sudán del Sur, donde vi el sufrimiento de las personas desplazadas, lo cual me dejó una marca imborrable. Sin embargo, a pesar de estos momentos dolorosos, también hay experiencias bellas e inspiradoras que me enseñan cada día.
-Como por ejemplo...
-Agradezco el espacio para compartir mis vivencias. Mi mensaje es simple pero profundo: necesitamos reaprender a conectarnos con el mundo natural, a comunicarnos sin palabras, con los sentidos, el cuerpo y las interacciones. Practicar estar presentes es fundamental. La conservación no es solo una cuestión de proteger especies, sino de preservar la diversidad de la vida en el planeta, que es lo que nos sostiene. Los animales no nos necesitan para sobrevivir, pero nosotros dependemos tanto de ellos.
A lo largo de los años, Guadalupe ha sido un faro de inspiración para muchos, especialmente para las mujeres que, como ella, buscan encontrar su camino a través de la pasión, la dedicación y el compromiso con un mundo mejor. Hoy, ella continúa su misión de mostrar al mundo la maravillosa obra de la naturaleza, llevando su cámara y su mensaje de conservación a cada rincón del planeta.
Foto: Moringa Taiman.
at redacción Marie Claire
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