“Hace mucho que la cocina es parte fundamental de mi vida. Hoy puedo decir que esa pasión se relaciona con una forma de vincularme, una manera de estar en el mundo”, dice Olivia Saal, más conocida como La chica pájaro.
Empezó a cocinar para agasajar a su gente y vincularse, mientras estudiaba cine y pastelería. “En mi cabeza el plan era ser pastelera para poner un local y ganar plata para financiar mis películas. Pero finalmente el plan b me llevó al plan A”, cuenta quien lidera un gran equipo de trabajo en Oli Café en Palermo. Allí, sirve tanto delicias dulces como saladas en un espacio tan moderno como creativo.
“Es un concepto que vamos construyendo y transformando todos los días. A decir verdad no estaba segura de qué iba a ser Oli antes de abrirlo. Solamente pensé en un espacio donde pueda ser libre para buscar mi propia identidad y donde pueda trabajar como si fuera una especie de laboratorio culinario”, detalla, quien tuvo de referentes en la cocina a su tío Pablo -quien falleció a sus 4 años, pero su mamá le contó todo sobre él-,Fernando Trocca, Narda Lepes, Germán Torres, Francisco Seubert y Carolina Ferpozzi.
La chica pájaro -su alter ego, que nació como apodo en la escuela secundaria- revela que haber abierto su propio local ya es un sueño cumplido, pero que el más importante y desafiante es sostenerlo y hacerlo crecer todos los días. Y en eso está.
Galería de imágenes
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios