Friday 26 de April de 2024

FOOD | 10-03-2021 09:45

Conocé a esta emprendedora que le ganó al bullying y construyó una empresa que exporta al mundo

Comenzó de cero con un proyecto de helados a base de leche de coco y hoy logró posicionar su empresa. Conocé la vida de Victoria Torterola que con 32 años cambió el rumbo de su vida y de muchas personas más.

Todo comenzó cuando Victoria decidió llevar a cabo un proyecto (su inspiración había llegado de la época que vivió en Hawaii), así fue como compró una máquina de helados en Mercado Libre y comenzó a fabricar helados a base de leche de coco. Facebook fue su primera plataforma de venta y en menos de cinco años se instaló en todos los supermercados y vende hasta a países del Mercosur. Conocé la historia de esta emprendedora, que supo sobrellevar el bullying, la quiebra de su familia y salió con todo adelante. 
 

-¿Cómo lograste transformar el bullying  (N. de la R.: sufrió en el colegio por su cuerpo) en energía transformadora para animarte a más?

-En mi experiencia, todos los desafíos que fui viviendo a lo largo de mi vida fueron el combustible para llegar a donde estoy. Creo que para ser ambiciosa tuve que permitirme soñar y desear, y muchas veces, el miedo a pensar que “no podemos” nos inhibe el deseo y nos hace conformarnos con lo que hay, la famosa zona cómoda.

Entonces, cuando la vida te pone obstáculos y los vas sobreviviendo, como puede ser el bullying o la crisis financiera que atravesó mi familia cuando yo estaba terminando el colegio, vas viendo que eso a lo que le tenés miedo, no es necesariamente tan terrible, y vas perdiéndole miedo al miedo, que es en realidad lo que nos suele paralizar y encerrar dentro de lo conocido y lo aparentemente seguro.

El riesgo es parte del éxito, porque el éxito es salir de lo conocido, animarnos a más, darnos permiso para desear y soñar y sabernos capaces de ir por todo. Que no necesariamente es llegar, pero la realidad es que no se trata tanto del destino, sino del viaje que emprendemos hacia el.

-¿Cómo lograste "amigarte" con tu cuerpo?

-Creo que amigarme con mi cuerpo fue algo que sucedió espontáneamente una vez que conseguí amigarme con mi deseo. Animarme a reconocerme una mujer llena de energía, deseosa, ambiciosa, soñadora. Darme cuenta de que me quería comer el mundo y todas las experiencias que este tenía para mí. Ahí el cuerpo dejó de ser el centro de atención y dejé de castigarme para empezar a amarme y a disfrutarme.

Llegó un momento en el que dejó de importar cuánto pesaba y pasó a ser más importante cómo me sentía. Dejó de ser tan importante si la ropa me quedaba bien y pasó a ser clave si me quedaba cómoda. Y así fui en búsqueda de sentirme bien y cómoda en mi cuerpo más que en busca de ser como tenía que ser para quedar bien. Porque la búsqueda no era “encajar” sino volar, viajar, descubrir, deconstruir, experimentar, explorar, inspirar, gozar. Y para eso, no necesitaba ser linda, necesitaba ser libre.


-¿Qué importancia tiene Hawaii en tu vida?

-Hawaii es el útero de Haulani, como producto y como concepto. Ahí fue dónde de chica conecté con mi deseo, me di cuenta de que estaba llena de miedos y que no necesitaba plata ni seguridad para sentirme a salvo. Allá fui absolutamente feliz y absolutamente infeliz y me observé profundamente. Es una tierra potente, mágica, cruda. Te expone y te contiene. Es maravillosa.

-¿Cuál creés que es la clave del éxito de Haulani?

-El entusiasmo, la perseverancia y el compromiso de todo el equipo por hacer lo que estamos haciendo. Creo que el hecho de que Haulani como marca busca generar impacto y ser agente de cambio e inspiración es algo que se vive no sólo hacia afuera sino también hacia adentro, y esa coherencia y propósito nos nutren en el día a día y nos dan la energía para ser creativas, flexibles e innovadoras.

-¿Tenés aún la idea de ir detrás de la libertad y algún día dejar todo lo que construiste?

-Es que gracias a lo que construí, encontré mi propia definición sobre la libertad. Un día me di cuenta de que la libertad no tenía nada que ver con lo que me sucedía en mi vida, sino más bien con lo que yo decidía hacer a partir de eso que me sucedía. Creer que había un lugar, una rutina, una suma de dinero, una pareja o un trabajo en donde iba a ser feliz era una utopía. Entendí que era en cualquier lugar, con cualquier rutina, con o sin plata, pareja o trabajo que yo podía decidir que lo que tenía era un castigo o un regalo, un límite o una oportunidad.

Por ejemplo, en el momento en el que nació la idea de Haulani yo no tenía ni trabajo, ni plata, ni pareja. Todo ese vacío vertiginoso fue lo que hizo posible que aparezca Haulani en mi universo. Fué ahí cuando me di cuenta de que era libre cuando no necesitaba que las cosas estén “bien” para estar bien, sino cuando elegía estar bien independientemente de lo que estaba pasando. Luego, encontré una especie de fórmula para estar bien cuando estaba “todo mal”. Siempre encarar los desafíos con creatividad y confiar que cuando me encuentro con un desafío no es más que justo lo que necesito atravesar para ser más libre y por ende, más feliz. Eso me da la fuerza y la energía para seguir adelante.

-¿Qué enseñanzas te dejó el proyecto?

-Uff, infinitas. Podría decir que fue mi conejillo de indias para probar todas estas teorías que vengo compartiendo. Cada obstáculo, fracaso, y desafío que atravesé con Haulani me dejó mil herramientas personales y profesionales que no sólo enriquecieron a Haulani sino a mí y a todo mi equipo. Realmente creo que es el lugar en donde sortee con creatividad y entusiasmo la mayor cantidad de obstáculos y desafíos y descubrí que cada uno de ellos fue pilar fundamental del éxito y la esencia que fuimos construyendo día a día.

-¿Hacía dónde tenés ganas de ir ahora con la marca?

-Como marca queremos desarrollar cada vez más productos que estén pensados y desarrollados para activar el deseo y el disfrute en la gente y que tengan cada vez más llegada y alcance para que nos den visibilidad y la posibilidad de hablar. Ya que desde la comunicación queremos empoderar y liberar a los consumidores.

-¿Volviste a Hawaii? ¿Te imaginás de grande instalada allá?

-Siempre que puedo vuelvo. La isla me ayuda mucho a regresar al cuerpo, a lo simple, a habitar todo eso que mi mente sueña y persigue como propósito. Es mi medicina. Me imagino siempre en movimiento, me gustaría poder seguir yendo siempre. Pero no me veo nunca parada en ningún lugar.

at Fernando Gomez Dossena

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