Con la llegada de la menopausia, el cuerpo femenino atraviesa una serie de transformaciones profundas. Más allá de los síntomas más conocidos —sofocos, cambios de humor, alteraciones en el sueño—, esta etapa también impacta en la forma en que se absorben y procesan ciertos nutrientes. El resultado: muchas mujeres experimentan carencias que afectan tanto su salud física como emocional.
“La disminución de los niveles hormonales, en especial de los estrógenos, modifica la manera en que el cuerpo utiliza vitaminas y minerales esenciales”, explica la Lic. Luciana Paduano, nutricionista de Laboratorio ENA. A esto se suman factores como cambios en la alimentación, menor exposición al sol o niveles altos de estrés. Frente a este escenario, el uso de suplementos puede convertirse en un aliado clave.
Vitaminas y minerales que no pueden faltar
Entre los nutrientes más importantes durante la menopausia, se destacan algunos esenciales:
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Vitamina D y calcio: fundamentales para mantener la salud ósea y prevenir la osteoporosis, un riesgo creciente en esta etapa.
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Magnesio y zinc: colaboran en la regulación del sueño, el ánimo, el metabolismo y el sistema inmune. Su falta puede generar fatiga e irritabilidad.
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Vitaminas del complejo B (B6, B9 y B12): esenciales para el equilibrio emocional, ayudan a aliviar síntomas como insomnio, cambios de humor y ansiedad.
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Antioxidantes (vitamina A, C y E): protegen del envejecimiento celular y pueden atenuar sofocos o altibajos emocionales.
“El magnesio, por ejemplo, es muy útil cuando hay deficiencia. Puede mejorar síntomas como los sofocos, el insomnio o los cambios de ánimo”, señala Paduano. Pero aclara que no todos los suplementos son para todas las personas: “Siempre es mejor consultar con un profesional que pueda evaluar si hay deficiencias reales y cuáles son los suplementos indicados”.
Bienestar integral: más allá de la alimentación
Además de lo que se incorpora por la dieta o los suplementos, hay otros factores que influyen directamente en el aprovechamiento de los nutrientes. El estrés, por ejemplo, puede interferir en la absorción de vitaminas y minerales, potenciando síntomas como la fatiga o la falta de concentración.
En cambio, “hacer ejercicio regular, especialmente al aire libre, ayuda al cuerpo a aprovechar mejor los nutrientes y mejora notablemente el estado de ánimo y el descanso”, informan.
at redacción Marie Claire
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