Dormir es un tema de extrema seriedad para los médicos y es necesario cumplir con la cantidad suficiente de horas de descanso diario, pero también hacer lo posible para que nuestro sueño sea de calidad. La exigencia de la vida actual y la sobreexposición a la pantallas muchas veces no nos permite descansar, pero el cuerpo puede sufrir graves consecuencias tanto a corto como largo plazo. Si alguien dice que duerme dos horas por día y que eso no le afecta en absoluto, es probable que decida negar las señales que le está dando su cuerpo.
La privación de sueño sostenida es para los profesionales una pandemia silenciosa, que afecta alrededor del 70 por ciento de la población mundial, que duerme menos de lo recomendable por la OMS. "La recomendación internacional es que los adultos debieran dormir siete horas por noche", asegura el doctor en ciencias biólogicas Diego Golombek.
El especialista detalla que en Argentina los problemas para dormir no solo se relacionan con el hecho de estar por debajo del promedio mundial (antes de la pandemia, era de seis horas cuarenta minutos), sino que la calidad del descanso no es buena. "El enemigo número uno del descanso no es una enfermedad neurológica, sino el estrés", sentencia Golombek.
Mirta Averbuch, jefa de la Unidad de Medicina del Sueño del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, explica que dormir menos de seis horas diarias no es saludable y que esa privación crónica puede provocar modificaciones en el sistema nervioso autónomo, endócrino, metabólico e inmune, lo que aumenta "el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y cáncer”. A esto se le suman efectos negativos en la neurocognición como cambios en la atención, la reducción del estado de alerta, menor capacidad para concentrarse, problemas de creatividad, desequilibrios en el estado de ánimo, irritabilidad, ansiedad o depresión.
Consejos para mejorar la calidad del sueño
La especialista de la Fundación Favaloro detalló que hábitos debería incorporar toda persona que desee mejorar la cantidad y calidad de su descanso. En primer lugar, hace hincapié en la necesidad de fijar horarios para acostarse, levantarse y en base a esto coordinar el resto de las actividades diarias (trabajo, comidas, momentos de esparcimiento).
El uso de las pantallas se debe limitar y es importante dejarlas de lado por lo menos media hora antes de dormir, ya que el efecto de la luz azul puede generar "un insomnio tecnológico".
Adecuar el cuarto como un espacio exclusivo para el sueño, con pocos muebles, temperatura adecuada y la oscuridad necesaria. Destaca que la cama debe ser usada solo a la hora de dormir y no para actividades como ver el televisor o trabajar.
Durante la cena es preferible evitar las comidas muy pesadas, para permitir que el sistema digestivo no esté activo durante la noche. Es indispensable evitar también estimulantes como el alcohol, la cafeína o la nicotina.
La actividad física moderada algunas antes de acostarse permite llegar cansado, pero hay que evitar que el ejercicio sea muy enérgico porque el aumento de la temperatura corporal que esto produce no ayuda a dormir bien.
Por último, para Averbuch, al acostarse es importante procurar no distraerse con pensamientos laborales o preocupaciones de la vida diaria, ya que eso no permitirá conciliar el sueño.
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