El verano se caracteriza por ser una época para disfrutar con familiares y amigos, aprovechando al máximo esta temporada donde abundan las altas temperaturas. Frente al calor extremo, aumenta la ingesta de alimentos menos saludables, hay muchas salidas y poca preparación de platos en casa. Se incrementa el consumo de alcohol y baja de entrenamiento.
Muchos apuntan a buscar dietas mágicas y restrictivas, pero que solo perpetúan la mala relación con la comida de algunas personas. Otros inician o mantienen el ‘modo ahorro’, generando un aumento de peso, muchas veces superior a la pérdida generada. Lo importante es pensar en la alimentación y cuales son los alimentos que estás comiendo.
La Dra Elizabeth Caron, especialista en nutrición asegura que es importante educar sobre los efectos de la temperatura ambiental en el metabolismo del tejido adiposo, además de la ingesta, el gasto calórico y la práctica deportiva.
Además, la experta asegura que en verano es importante ingerir bebidas y alimentos fríos, sobre todo los que presentan mayor contenido de agua como las frutas y las verduras. Esto significa elegir alimentos como frutas y verduras frescas, carnes magras, pescado, huevos, nueces, porotos, garbanzos y granos enteros.
Para llevar una alimentación saludable, es importante disminuir el consumo de sal en las preparaciones y no optar por excesos de sodio, como fiambres, quesos y bebidas sabor cola. Otro consejo, es limitar el consumo de alimentos procesados, porque a menudo contienen mucha sal, azúcares y grasas no saludables.
Por último, hay que beber mucha agua y no exponerse en lo posible al sol en horarios picos. Es importante mantenerse activo, ejercitando al aire libre en las primeras horas del día con ropa ligera en tonos claros y material que absorba la humedad.
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