La sextorsión es una forma de violencia digital que ha ganado visibilidad en los últimos años (y espcialmente estos días por el caso de Wanda Nara y el futbolista Mauro Icardi) debido a su impacto devastador, especialmente en mujeres y adolescentes. Este delito combina elementos de extorsión y violencia sexual, y ocurre cuando una persona utiliza imágenes o videos íntimos para amenazar, manipular o extorsionar a su víctima. Las consecuencias no solo afectan la esfera emocional, sino también la económica, social y, en algunos casos, física de quienes la padecen.
¿Qué significa judicialmente la sextorsión?
Desde una perspectiva legal, la sextorsión es considerada una forma de violencia de género digital y puede incluir múltiples delitos, dependiendo del país y su legislación. En general, se configura cuando alguien amenaza con difundir contenido íntimo sin el consentimiento de la víctima, exigiendo dinero, favores sexuales u otros beneficios a cambio de no hacerlo.
En muchos países de América Latina, incluidas las leyes argentinas, este acto puede ser perseguido bajo figuras legales como la extorsión, el hostigamiento digital o incluso como una forma de coacción sexual, dependiendo del contexto. Sin embargo, el vacío legal en torno a los delitos digitales sigue siendo un desafío para quienes buscan justicia, ya que la legislación no siempre está actualizada para abordar estos casos específicos.
Las implicancias para las mujeres
La sextorsión tiene un impacto desproporcionado en las mujeres debido a las normas de género y los estigmas sociales que persisten alrededor de la sexualidad femenina. Entre sus principales implicancias se encuentran:
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Violencia psicológica y emocional: Las víctimas suelen experimentar miedo, vergüenza, ansiedad y, en muchos casos, depresión. La amenaza constante de que su privacidad sea expuesta genera un estrés extremo.
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Estigmatización social: En sociedades patriarcales, las mujeres son frecuentemente culpabilizadas por los contenidos íntimos que se difunden, enfrentando críticas y exclusión social. Esto agrava el daño emocional y perpetúa la cultura de la vergüenza.
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Consecuencias económicas: Algunas víctimas pierden empleos o enfrentan obstáculos en su vida profesional debido a la exposición de su privacidad.
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Impacto en la seguridad: Las amenazas suelen venir acompañadas de hostigamiento físico o virtual, lo que genera un riesgo adicional para la integridad de las mujeres.
Cómo protegerse y actuar ante la sextorsión
La prevención es clave para combatir este delito, pero no debe recaer únicamente en las mujeres. Aquí algunos pasos clave:
- No ceder ante la amenaza: Es importante no pagar ni cumplir con las exigencias del extorsionador, ya que esto puede alentar futuras amenazas.
- Guardar pruebas: Capturas de pantalla, mensajes y cualquier evidencia de la amenaza serán fundamentales para realizar una denuncia formal.
- Denunciar: En Argentina, la sextorsión puede denunciarse a través de las fiscalías especializadas en delitos informáticos o en organismos de protección de género. Además, organizaciones como el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad pueden ofrecer asesoramiento y apoyo.
- Buscar apoyo psicológico: Las víctimas no deben enfrentar esta situación solas. Contar con redes de apoyo emocional es fundamental para superar el trauma.
at redacción Marie Claire
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