Sea porque están emprendiendo juntos o porque la pandemia los llevó a transformar el living comedor en un espacio de trabajo conjunto; trabajar con tu pareja es todo un desafío. Como todo al inicio es ideal, se entienden como nadie y una sola mirada basta con llegar a una respuesta común; pero…¿Qué pasa cuando comienzan los problemas en el negocio? ¿Qué pasa cuando las miradas de amor se convierten en dardos paralizantes? ¿Cuánto dura el amor cuando el homeoffice 24/7 se convierte en una molestia constante de voces, llamados y la tolerancia llega a nivel cero?
Suelen decir que es necesario mantener el trabajo y el romance separados, pero en tiempos de reinvención, emprendedorismo y homeoffice, eso ya ni siquiera es una opción. El siglo XXI nos desafía a trabajar o compartir el espacio de trabajo con nuestra pareja y debemos reinventar no sólo nuestras tareas sino nuestras habilidades y formas de comunicarnos para llegar a acuerdos y no caer en el loop del conflicto que desencadenan en el desgaste del vínculo.
No podemos resistirnos a los cambios que nos plantea el mundo, pero sí podemos cambiar nuestra actitud ante las circunstancias que se nos presentan. Hoy podemos elegir una nueva forma de trabajo y relacionamiento, siempre y cuando nos demos cuenta a tiempo. El mayor problema de las parejas es que naturalizan los conflictos y niegan la realidad de que si están mal y no cambian algo al respecto, sólo pueden estar peor.
Tomar la decisión de mirar de frente la realidad y reinventarnos como pareja, emprendedores o oficinistas “en casa” es el primer paso. Estos son los errores más comunes que llevan a parejas que trabajan juntas al desgaste del vínculo todos los días desencadenando la “crónica de una separación anunciada”.
A la hora de llevar adelante un emprendimiento con tu pareja, o simplemente compartir un espacio de trabajo en el que se desdibujan límites y pareciera que nuestra pareja es parte de nuestro equipo de trabajo porque sabe más de nuestro trabajo que nuestros propios jefes; se ponen en juego muchas expectativas que si no sabemos manejar pueden generar conflictos manifestados en peleas cotidianas que pueden llegar a desgastar, e incluso romper el vínculo amoroso.
El deseo muchas veces le gana al realismo, y creemos que trabajar en pareja es como ver una comedia romántica de Hollywood. Vamos a mirar de frente la realidad para dar pequeños pasos con confianza hacia la construcción del vínculo laboral con nuestra pareja para evitar generarnos expectativas inalcanzables y frustrarnos en el camino. Debemos cuidar nuestras emociones para siempre estar fuertes en el liderazgo de nuestros negocios, y por sobre todo, de nuestra pareja.
La expectativa es un imaginario, una esperanza, un deseo de cómo queremos que resulten las cosas, es el romance y el final feliz de la comedia romántica. El problema surge cuando la brecha entre expectativa y realidad es muy amplia, sufrimos y ese dolor puede ser tan intenso que logre desviarnos de la misión de nuestro trabajo y llevarnos a entrar en conflictos de pareja que no solo dañan nuestros resultados laborales sino que también destruyen el vínculo de pareja.
La flexibilidad ante los cambios, la tolerancia a la frustración y la escucha activa son habilidades claves que debemos desarrollar a la hora de trabajar con nuestra pareja. Vamos a necesitarlas cuando las circunstancias o nuestras expectativas no sean concordantes con la realidad que vivimos
Podemos soñar en grande a la hora de trabajar con nuestra pareja, pero hacer crecer nuestras expectativas como “compañeros de trabajo” de manera progresiva, sabiendo que es un nuevo rol en nuestra vida y que vamos a ir aprendiendo uno del otro en el camino.
Seamos lo suficientemente valientes para mirar de frente a la realidad y aceptar todos los desafíos que plantea alcanzar el éxito relacional con nuestra pareja en el trabajo. “La valentía no es la ausencia de miedo, es el triunfo sobre él” decía Eleanor Roosevelt quien trabajaba codo a codo con su pareja Theodore Roosevelt.
Tres casos de “expectativa versus realidad” que debes tener en cuenta para lograr el éxito al trabajar con tu pareja.
Expectativa: Entenderse solo con mirarse.
Realidad: Desentenderse más de lo que pensaban.
Mientras que en las relaciones de pareja amorosas muchas cosas pueden decirse con una mirada, una caricia o un gesto de amor; en las relaciones laborales es necesario ir un poco más allá. El principal problema que genera conflictos en las parejas que trabajan juntas es la falta de comunicación. Creemos ser quienes más conocemos a nuestra pareja, y es muy probable que así sea, pero ese exceso de conocimiento del otro puede jugarnos en contra. La principal trampa es pensar “ya se que me va a decir” o “ya se que piensa de esto”, ante esas dos frases tomamos la decisión de no hablar o no escuchar de manera activa. Debemos tomar consciencia de que estamos conociendo y redescubriendo a nuestra pareja en un nuevo rol.
Las parejas están formadas por dos personas diferentes, más diferentes de lo que en un inicio creían. La ilusión del enamoramiento nos hace creer por meses (o años en algunos casos) que encontramos a alguien que “piensa y siente como nosotros”. Nada más alejado de la realidad. Las parejas están formadas por personas que traen arraigadas costumbres, creencias y que a lo largo de su vida vivieron experiencias de vida distintas. Vamos construyendo creencias acerca de cómo deben ser las cosas en el trabajo. Vamos haciendo nuestras propias reglas sin siquiera darnos cuenta. Estas “reglas” que cada uno naturaliza como las “leyes de la vida” las aplicamos en la convivencia y al trabajo sin siquiera darnos cuenta.
Cuando las reglas entran en conflicto por tener miradas diferentes acerca de un mismo asunto, se ponen de manifiesto los desacuerdos, que devienen en discusiones si los dejamos fluir sin ponerle un marco de comunicación estratégica al asunto.
La comunicación estratégica en la pareja no significa que tengamos que armar un plan de abordaje cada vez que vamos a conversar; simplemente es tener la capacidad de escuchar lo que el otro nos dice soltando por un rato nuestras reglas para poder entender la perspectiva del otro.
Aprender a no querer que nuestra pareja piense siempre como nosotros es el primer paso para construir una relación de trabajo feliz. Es mucho más enriquecedor poder tener miradas diferentes y tomar lo mejor de cada uno, que pensar siempre lo mismo. El crecimiento de un negocio siempre se nutre más de la diversidad que de la homogeneidad de miradas.
El desafío es entender que como pareja podemos pensar diferente y eso no implica entrar en conflicto. El conflicto y las peleas surgen cuando queremos controlar al otro o no respetamos la mirada del otro. La solución es llegar a acuerdos, negociar las decisiones en conjunto, sean de convivencia por compartir el espacio de trabajo o por ser socios en un mismo emprendimiento, para lograr acuerdos tal como lo haríamos con un jefe, compañero o socio en el espacio de trabajo.
Expectativa: Porque tenemos confianza nos vamos a llevar genial.
Realidad: El exceso de confianza en el trabajo puede generar conflictos.
Sabemos que la transparencia, la honestidad y la confianza son pilares fundamentales a la hora de construir un vínculo laboral sólido. El problema es cuando decimos las cosas “como nos salen…” y herimos o molestamos al otro por no cuidar las formas. Cuando trabajamos con nuestra pareja debemos ser muy cuidadosos de la forma en la que decimos las cosas, por sobre todo, aquellas cosas que nos molestan. De ambas partes hay confianza, eso no hay dudas, pero el exceso de confianza puede generar discusiones, peleas y conflictos que terminarán por desgastar el vínculo con el paso del tiempo.
Busquemos la forma de tener esas conversaciones difíciles, esos desacuerdos o nuevos proyectos, de maneras diferentes, con palabras diferentes, en lugares diferentes; y por sobre todo, con una actitud diferente. Si vamos a iniciar una conversación para llegar a nuevos acuerdos, es necesario que vayamos desde la construcción y no desde el ataque. Para lograrlo, seamos conscientes desde qué emoción estamos hablando. El enojo destruye. Si vas a plantear algo desde tu enojo, es probable que tu escucha sea limitada, y que lejos de poder ponerte en el lugar del otro para llegar a nuevos acuerdos, llegues a nuevos desacuerdos y escales el conflicto.
Nos preparamos y tomamos cursos de oratoria para presentar un proyecto importante en la empresa, pero a nuestra pareja se lo decimos “como nos sale”.
Primero entender que si siempre decimos las cosas de la misma manera, el otro es muy probable que siempre reaccione de la misma manera. Poder cambiar la forma en la que expresamos una necesidad al otro es clave para que el otro pueda tomarlo. Tu mensaje, eso que querés que tu pareja escuche, es como una pelota, y el otro elige agarrarla o no.
Expectativa: Que vamos a poder separar el trabajo de la pareja fácilmente
Realidad: El mayor desafío es diferenciar roles
Muchas personas creen que trabajar en pareja es lo mismo que tener una cita de 8 horas seguidas; la realidad es que ocho horas de romance son insostenibles y que desde el rol de “los enamorados” no van a poder llevar adelante un espacio de trabajo. Otros más realistas creen que van a poder separar de manera automática la relación laboral de la sentimental. Pareciera que es como un botón mágico que nos hace pensar, sentir y vivir de una manera “más profesional”.
La realidad es que el botón no existe y el nuevo rol de “compañeros de trabajo” o coworkers vamos a construirlo con tiempo, esfuerzo y mucha, pero mucha paciencia.
Son tantos los roles que jugamos en la pareja que muchas veces se mezclan y son difíciles de diferenciar: amantes, amigos, convivientes, padres, etc. Si a esos roles le sumamos ser compañeros de trabajo la situación se complica aún más. El principal desafío es desarrollar ese nuevo rol creando hábitos físicos y emocionales que nos permitan crear un nuevo tipo de vínculo.
Poder trabajar desde el rol de compañeros de trabajo cada uno con sus responsabilidades y su autonomía les permitirá tomar decisiones interdependientes, claras, y por sobretodo, en armonía. Porque cuando los roles no están claros, no solo se mezclan tareas, también se mezclan emociones que generan problemas en el trabajo y se trasladan a la pareja.
Cuando no estamos de acuerdo en un asunto de trabajo podemos elegir: conversar y buscar acuerdos, o bien elegir discutir y reforzar esos desacuerdos lo que lleva naturalmente a escalar esa discusión desencadenando en una pelea. La escalada, la bola de nieve de discusión interminable. Poder parar la bola de nieve a tiempo es la misión que tenemos como protagonistas de la pareja, no sólo para cuidar el espacio laboral, sino también para cuidar a la persona que amamos.
Algunos hábitos para construir el nuevo rol y no morir en el intento:
- Poner un horario de finalización de la jornada laboral y respetarlo. Por ejemplo: a partir de las 8PM no se habla más de trabajo.
- Buscar tener momentos de privacidad para no estar juntos 24/7.
- Dividir responsabilidades de trabajo y respetar la autonomía de cada uno. Evitar ser control freak o meterse en las tareas del otro. Estar juntos físicamente no implica que tengan que estar en contacto continuo o resolviendo los mismos temas.
- Evitar echar culpas y hablar en primera persona a la hora de buscar áreas de mejora
- Recordar ante todo que queremos cuidar y amar a la persona con la que estamos trabajando para lograr establecer un vínculo sólido, duradero y feliz.
Por Daniela de Lucía.
at Daniela de Lucía
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