Quienes trabajamos en organismos internacionales sabemos que el nuestro es un mundo en el que abundan buenos propósitos y grandes declaraciones. Mi desafío personal y profesional, sin embargo, ha sido siempre convertir en acciones concretas las palabras que se plasman en documentos oficiales.
En mi carrera he llegado también a la conclusión que para lograr cambios reales en la sociedad no basta con la acción de las comunidades, los gobiernos, el trabajo de las organizaciones internacionales, las acciones de la sociedad civil, los esfuerzos de las corporaciones o las voluntades individuales. Necesitamos sumar a más actores y trabajar en conjunto.
En mi trabajo con las mujeres de las Américas y el Caribe me he dado cuenta de las oportunidades y el riesgo que significa la economía digital y que para lograr un desarrollo verdaderamente inclusivo es necesario cerrar la brecha digital.
A partir de estos tres elementos, para mí es una satisfacción enorme que hayamos anunciado hace unos días el lanzamiento de la plataforma TodasConectadas, con la que buscamos ampliar las oportunidades de formación, emprendimiento y trabajo en red a 3,8 millones de mujeres en América Latina y el Caribe.
Los actores involucrados en su creación y lanzamiento: la Mesa Directiva de la Conferencia Regional de las Mujeres (presidida en este tiempo por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género de Chile), Mastercard, Microsoft, Eidos Global, y ONU Mujeres son muestra de que es posible articular la cooperación entre entidades públicas y privadas para lograr objetivos concretos de desarrollo.
También es un paso adelante hacia el objetivo que he convertido casi en mi causa personal desde mi función: cerrar la brecha digital entre hombres y mujeres en América Latina y el Caribe con iniciativas como la “canasta básica digital”, que lanzamos junto a CEPAL y la OIT.
Cerrar esa brecha es imperativo en medio de los devastadores efectos económicos y sociales que nos está dejando la pandemia, con cinco millones más de personas en pobreza extrema, para un total de 96 millones. Son cifras que hacía tiempo que no teníamos en la región.
Las mujeres necesitan volver a generar ingresos. Y lo necesitan ya. La pandemia cerró muchas fuentes de empleo y el desigual acceso a la formación, al trabajo decente y a los datos y la tecnología ha significado más desempleo entre las mujeres y un retroceso al que no podemos resignarnos.
TodasConectadas ofrece, por ejemplo, un espacio de formación gratuita para capacitarse en distintas habilidades relacionadas con el desarrollo de emprendimientos en línea, pero también sobre administración, marca personal, gestión de proyectos, marketing, digitalización, comercio digital, entre otros.
También se podrán ir conectando con oportunidades para mejorar el funcionamiento de sus negocios ya en marcha por medio de herramientas digitales que optimicen sus procesos y destaquen sus productos.
Finalmente, TodasConectadas pone a disposición de las mujeres oportunidades de trabajo en red por medio de comunidades con objetivos afines, que les pueden servir para desarrollar alianzas, aprender de otras mujeres y conseguir nuevos clientes.
Es decir, una herramienta pensada tanto para las mujeres que por primera vez se asoman al mundo digital como para quienes ya tienen cierta experiencia en sus emprendimientos o en el mundo laboral y buscan posibilidades de generar medios de vida o seguir creciendo.
Lo que más me ilusiona de todo esto es que lo que van a encontrar si entran ahora mismo a la plataforma es apenas el comienzo. El propósito es enriquecerla con cada vez más recursos y más herramientas para facilitar el tránsito de las mujeres a la economía digital. También buscaremos fortalecer la comunidad a través de encuentros periódicos de intercambio, inspiración y aprendizaje.
Y lo mejor, nuestra meta es llegar a 3,8 millones de mujeres en América Latina y el Caribe. Por eso tanto el contenido de la plataforma, como los cursos y las herramientas están en español y – algunas- en inglés y disponible en todos los países de la región.
Confío en que esta puerta a la economía digital se convertirá pronto en un torrente de mujeres de toda América Latina y el Caribe que comenzarán a fraguar su propio destino, el de sus familias y comunidades, y el de toda la región.
at María Noel Vaeza
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