Como terapeutas sexuales, a menudo nos encontramos con estas preguntas: pacientes mujeres que se culpan por no sentir deseo sexual como sus parejas, y parejas que señalan que hay fallas o incluso intimidan para aumentar la frecuencia de la actividad sexual.
En primer lugar, es importante destacar que no existe una medida estándar para determinar si el deseo sexual es "normal o anormal", "bajo o alto". Cada persona tiene su propia experiencia y percepción del deseo sexual, influenciada por una variedad de factores.
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Las razones por las que las mujeres pueden experimentar una disminución en su deseo sexual son diversas:
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El peso abrumador de las responsabilidades domésticas y el cuidado de los hijos puede afectar la energía, el disfrute y el deseo sexual. Se ha demostrado que la carga mental, un concepto del feminismo acuñado por Susan Walzer en 1996, impacta significativamente en la salud mental, emocional y posiblemente en la sexualidad.
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Una vida sexual poco placentera, centrada únicamente en el orgasmo a través de la penetración, puede no ser la mejor práctica para las mujeres y afectar su deseo sexual. Es importante explorar una variedad de prácticas sexuales que generen satisfacción y conexión emocional.
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La falta de conocimiento sobre la propia sexualidad y los tipos de placer que una mujer desea experimentar puede limitar la diversidad de prácticas sexuales y reducir el deseo. Es fundamental que las mujeres se empoderen y se eduquen sobre su sexualidad para poder comunicar sus necesidades y deseos a sus parejas.
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El estrés, la ansiedad, la preocupación y la incertidumbre generados por el entorno pueden disminuir el deseo sexual. Es importante encontrar formas de manejar el estrés y cultivar un entorno de intimidad y relajación para fomentar el deseo sexual.
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Experiencias sexuales previas traumáticas, como malos aprendizajes, abuso o violencia, pueden hacer que la sexualidad sea percibida como tensa o peligrosa. Es fundamental abordar y procesar estos traumas con la ayuda de un terapeuta especializado en trauma sexual.
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La incomodidad con el propio cuerpo, la desconexión emocional o la vergüenza también pueden disminuir el deseo sexual. Es importante trabajar en la autoaceptación y el amor propio para cultivar una relación positiva con el cuerpo y la sexualidad.
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Cambios hormonales como la menopausia, la lactancia, el embarazo, los anticonceptivos o problemas de tiroides pueden influir en el deseo sexual. Es importante hablar con un médico especializado en salud sexual para abordar cualquier preocupación relacionada con los cambios hormonales y explorar opciones de tratamiento si es necesario.
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Problemas de pareja, como violencia, falta de conexión emocional o conflictos recurrentes, también pueden afectar la sexualidad. Es fundamental abordar estos problemas de manera abierta y honesta con la pareja y buscar la ayuda de un terapeuta de pareja si es necesario.
Independientemente del motivo, es importante que si sientes dificultades en el área del deseo sexual y consideras que es importante para ti, busques ayuda de un terapeuta sexual. La terapia sexual puede proporcionarte herramientas y estrategias para mejorar tu vida sexual y tu bienestar emocional.
Laura Müller Psicóloga y sexóloga
at Laura Müller
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