Imaginate que el segundo trabajo de tu vida sea encarnar a la hija de Ricardo Darín y Carla Peterson en El Eternauta, la serie de Netflix más esperada por los argentinos basada en la novela gráfica fundacional de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Imaginate tener que ponerle el cuerpo a la hija que imaginó Oesterheld, quien fue secuestrado y permanece desaparecido junto a sus cuatro hijas, asesinadas por la dictadura. Imaginate un éxito global, ser dirigida por Bruno Stagnaro, venir de pegarla con dos canciones virales en Buenos Chicos, la última ficción que tuvo nuestra televisión, interpretar el tema central de la película Nahir y romperla en el Quilmes Rock. Imaginate que eso pase con solo 22 años, viviendo con tu familia donde nadie se dedica al espectáculo. Hija de Juan Salvo, ávida lectora de los clásicos y de Harry Potter también. Espectadora afilada, amante de los musicales, esa chica que imaginaste existe y se llama Mora Fisz.
-A veces se le dice icónico a cualquier cosa, pero El Eternauta es realmente un emblema cultural. ¿Cómo fue imaginarte interpretando a la hija de Juan Salvo?
-¡Uf, muy fuerte! Tenía 19 cuando hice el casting, estaba de vacaciones con una amiga, nos habíamos ido a mochilear por Europa y me llegó la propuesta de hacer una audición con un autovideo. En general tenemos un modus operandi castinero con mi mamá, siempre me ayuda, tengo un trípode montado en casa, todo...esa vez me tocó en un contexto diferente, pero con mi amiga logramos hacerlo y mandarlo. Obviamente repasamos El Eternauta, yo recordaba haber leído la novela gráfica siendo más chica, pero necesitaba refrescar los detalles. Buscando material también me enteré de los distintos intentos de adaptación que finalmente no pudieron hacerse, como el de Lucrecia Martel. ¡Ahí me di cuenta de lo grande que era este proyecto, cuando lo descubrí dije quiero quedar!

-¿Qué se hace para controlar la ansiedad en esos casos?
-No fue fácil, me moría de ganas. Hubo mucho tiempo entre castings, imaginate mi estado (risas). Hasta que en un momento llegó la llamada de quien era mi representante diciendo que iba a ser Clara, la hija de Juan Salvo, o sea de Ricardo Darín, fue una emoción tremenda. Justo en ese momento estaba en casa haciendo catarsis con mi mamá, preguntándole por qué tardaban tanto en dar una respuesta y en medio de la angustia llegó, ¡pegué el grito de mi vida!
-Como culparte, Ricardo Darín de padre y Carla Peterson de madre, no podemos decir que sea una familia bajo perfil…
-Cero intimidante, ¿no? (risas). Se generó un vínculo tan cercano que fue muy fácil poder trasladar eso a la ficción y crear la sensación de intimidad que hay en una familia. Cuando los vi por primera vez le dije a Carlita “Soy tu hija” y me dio un abrazo hermoso, la verdad que Ricardo y ella, además de ser los grandes actores que todos sabemos, tienen una calidad humana que no imaginaba. Porque cuando estás aprendiendo siempre existe ese miedo a pararse en un set con actores de una trayectoria gigante, pero desde un principio fueron súper generosos y buenos compañeros.
-¿Y el peso de esas expectativas del público se siente o es necesario olvidarlo para actuar?
-Creo que lo más saludable para uno es tratar de no prestarle tanta atención, aunque reconozco que ese peso está presente y todos somos conscientes, pensá solamente en la importancia que tienen la figura de Oesterheld y El Eternauta para los argentinos. Yo soy muy lectora y cuando veo adaptaciones de libros que me gustan tengo ganas de encontrar lo que leí en la pantalla. Obviamente, hay una responsabilidad, pero en el set no podés dejar que esa presión te domine porque eso puede jugarte en contra.
“Hay que salir a tocar puertas, es algo que se cocina muy a fuego lento, muchas veces mandás material a productoras y no quedás hasta que llega una primera oportunidad”.
-Me quedo con esto de que sos muy lectora. ¿Qué libro no podemos perdernos?
-Hace poquito terminé uno espectacular, Beartown de Fredrik Backman, es el mismo autor sueco de la novela Un Hombre Llamado Ove. Me encantó, es muy hermoso.
-¿Hay algo en los libros que no se encuentra en ningún otro lado?
-Voy a contar algo, nunca fui una gran lectora hasta que nos cayó encima la pandemia. El estar tanto tiempo en casa me llevó a descubrir muchas pasiones desconocidas para mí, una de ellas fue la lectura. Hoy en día leo tanto como mirar series o películas, cosa que hago todo el tiempo. En los libros encontrás algo hermoso que es la capacidad de poder imaginar, crear universos y poder sumergirte en una historia. Hay un poco de escapismo ahí pero es un escapismo que me encanta.
-Teniendo en cuenta que tus padres son comerciantes del rubro textil, ¿ya descubriste el superpoder que tiene la moda a la hora de comunicar?
-Estoy descubriendo esa faceta ahora, más de grande. Te voy a ser re sincera, de chiquita era cero moda. Me acuerdo de que íbamos al shopping y a mí no me gustaba, me quedaba esperando a mi mamá y a mi hermana sentada en el piso, me aburría. Ahora que me dedico a la actuación y que también estoy haciendo mi carrera musical, voy descubriendo un factor central que es la imagen y otro concepto de la moda como herramienta de comunicación que me gusta, lo disfruto muchísimo. Estoy trabajando con un grupo de gente espectacular, buscando y encontrando mi estilo personal, es un universo bárbaro que desconocía.
-Hay muchos actores y actrices jóvenes como El Purre, Alan Madanes o Maia Reficco muy formados para actuar y cantar. Vos interpretaste canciones que se viralizaron en Buenos Chicos y Nahir, hace muy poco la rompiste en el Quilmes Rock. ¿Vamos por la música y la actuación como Lali?
-(Sonríe) ¡Es un montón! Pero sí, ahí andamos laburando a full, empecé mi carrera musical en 2021. Mi primer trabajo audiovisual fue Tierra Incógnita. Loishka había hecho la música de la serie y me empezaron a seguir en Instagram. Como cantar y escribir canciones son de las pasiones más grandes de mi vida, aprovechando el follow les mandé un mensaje pidiendo si podíamos juntarnos y que me explicaran como laburaban, qué precios manejaban...yo pregunté eso, ¡no tenía idea! (risas).
-O sea, el consejo es: vergüenza jamás. ¿Si querés algo decilo?
-Es así, si quieren algo insistan, escriban, porque en mi caso gracias a ese contacto nos conocimos y pegamos un gran match a nivel laboral, al poco tiempo se comunicaron conmigo y me dijeron que tenían ganas de producirme musicalmente, me presentaron a mi actual representante y desde ese momento estamos trabajando en mi música. Hay que salir a tocar puertas, es algo que se cocina muy a fuego lento, muchas veces mandás material a productoras y no quedás hasta que llega una primera oportunidad.
-Hablando de matchear la actuación y la música. ¿Es verdad que te gustaría hacer de Sophie en Mamma Mía?
-Ay sí, pero ¿de dónde salió ese facto? (risas). El furor por la comedia musical que está sucediendo acá es espectacular. Ojalá me pase hacer una super obra como esa, pero más allá de si ocurre o no, soy muy fan del género. Me considero buena espectadora, amo ir al teatro y verlas en cine también, el soundtrack de Wicked debe ser lo que más escuché del año. Hice una comedia musical argentina, Mi Amigo Hormiga en el teatro Astral, fue una única función, pero quedé muy manija, ojalá se repita la experiencia. ¿Te imaginás actuar en algo como Querido Evan, por ejemplo? Es uno de mis sueños.
Fotos: Néstor Grassi.
Estilismo: Fátima Quiroga.
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