Hace exactamente una década comenzaba una de las historias de amor más influyentes del mundo, Guillermo, el hijo de Lady Di y el Príncipe Carlos, William Arthur Philip Louis, se casaba con Catherine Elizabeth Middleton.
Con el visto bueno de la Reina Elizabeth, el 29 de abril de 2011 y la pareja se robó la atención de todos. Además ella fue quién se llevó gran parte de la mirada por el impactante y elegante vestido que lució para caminar al altar.
La diseñadora Sarah Burton fue quien dio vida material al vestido bajo la firma de Alexander McQueen. Fusionando el clásico color blanco y el tono marfil en los detalles, la novia lucía un vestido de efecto satinado, compuesto por un cuerpo con manga larga realizado en encaje francés. El detalle es que esta pieza fue confeccionada a mano por la Real Escuela de Costura del país. A su vez se destacó un corpiño que acentuaba a la perfección su silueta. A ello se sumaba una voluminosa falda, con apliques y encaje color marfil, con tres metros de cola.
Por otro parte, los zapatos fueron realizados para la ocasión por la misma firma responsable del vestido, Alexander Mcqueen. Mientras que el velo, sencillo de tul suave, contaba con un recorte de flores bordadas a mano.
Para el final, las joyas fueron el complemento minuciosamente seleccionado para la ocasión: los pendientes, inspirados en el escudo de armas de la familia Middleton, un regalo de los padres de la novia que la firma Robinson Pelham ideó para su gran día. También, la tiara de Cartier, propiedad de la reina, que fue detalle exquisito seleccionado por su majestad.
Pippa Middleton, el complemento perfecto y admirado de Kate
Ese 29 de Abril de 2011, además de la mirada puesta en Kate, la futura reina consorte de Inglaterra. Su hermana, Pippa Middleton, sorprendió a todos al ser la aliada perfecta para la novia en ese día.
Allí iba ella, tras su hermana acomodando los metros de cola confeccionados para la ocasión. Pero lo que no sabía era que su presencia, sencillez y timidez la volverían una tendencia el día después junto a su impoluto vestido color marfil.
También Sarah Burton le había diseñado un vestido para Alexander McQueen. Los parecidos con el de Pippa son evidentes, sobre todo porque fue de largo y de blanco, aunque la forma de su vestido no era de princesa, sino de sirena, y la cola era mucho más discreta que la de la duquesa de Cambridge. Lo mejor del diseño son los románticos detalles de encaje en el escote con forma de v y en la manga corta.
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