“Creo que nací cantando, no recuerdo el momento en el que decidí dedicarme a esto. Siempre abrí la boca y canté”, dice esta chica de 23 años que se crió escuchando The Beatles, Rolling Stones, Joni Mitchell y Miles Davis. Esos artistas fueron su gran inspiración. Su padre -quien falleció hace casi cuatro años en un accidente de ski en Japón- fue el culpable de esta hermosa banda sonora de su infancia. A sus 10 años comenzó con clases de canto y en la escuela secundaria era sin dudas la estrella de todas las obras de teatro o “plays” (como ella dice, ya que fue a una tradicional escuela bilingüe de zona norte). Terminó de estudiar, grabó dos jingles hasta que recibió un mail de su profesor de comedia musical de la escuela que decía que buscaban nuevos talentos para una producción de Disney: Soy Luna. “Odio las audiciones, pero mi papá me insistió y me presenté. Me fue mal y no me eligieron”, recuerda Chiara y agrega: “Pasaron tres meses y me volvieron a llamar porque habían desplazado del proyecto a una de las chicas seleccionadas. En el interín había fallecido mi papá por lo que me fue imposible no sentir ese llamado como una señal suya”.
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Y así comenzó nomás el derrotero por el mundo de Chiara de la mano de este exitazo de la factoría Disney. Shows multitudinarios, presentaciones en televisión y grabaciones de la tira completaron su agenda por tres años. “Desde el comienzo entendí que ese éxito no me pertenecía, sino que era parte de una súper producción, y que apenas terminara, debía concentrarme en mi proyecto como cantante solista”, apunta. De ese programa asegura que aprendió muchísimo, más que nada, sobre relaciones humanas, a trabajar su voluntad y a manejarse sola laboral y socialmente. “Maduré mucho con y en Soy Luna”, remarca. Tras tres temporadas, decidió bajarse del envío de Disney y comenzar entonces su propio camino en la música. “Dudé mucho si asociarme a una productora o llevar adelante una iniciativa propia. Me decidí por la segunda opción y no me arrepiento. Fue como empezar de nuevo, porque la gente que consumía Soy Luna no iba a consumir mi música”, cuenta.
Su primer disco se llama Wilder y está compuesto por siete temas autobiográficos escritos y compuestos por ella y cantados en inglés. Cuenta que esa es la lengua con la que se siente más cómoda cantando, pero acaba de lanzar un nuevo single en castellano llamado Lloro. Para este nuevo hit grabó un videoclip en cuarentena dirigido por su novio Gerónimo Tanoira. “Cuando comencé tenía re claro lo que quería hacer, hoy me está costando un poquito más porque ya sé cuál es mi identidad musical, pero es difícil plasmarla bien. Es por eso que estoy intentado cambiar con mis nuevas canciones, por supuesto que van a tener mi sello y esencia folk, pero bueno, seguro se encuentren con una onda más moderna”, aclara.
SU LUGAR EN EL MUNDO
“¡Vivo acá!”, señala y ríe. “No sé porqué la gente cree que resido en el exterior. Viajo bastante, pero estoy siempre en mi casa de Vicente López, a la que me acabo de mudar sola”, añade. Muy cerca de allí viven su mamá (profesora de yoga) y su hermana Camila, que tiene un taller de cerámica. “Tengo mujeres muy inspiradoras al lado mío, todo lo que hace Cami me encanta, cada vez que voy a su taller me da ganas de ponerme a crear algo. De mi mamá admiro su forma de ser y su costado espiritual”, detalla, quien pasó sus días de aislamiento sin rutinas preestablecidas. Series de Netflix, vivos de Instagram, composiciones, yoga, la lectura de biografías y el cuidado del jardín fueron parte esencial de su encierro. “Soy bastante solitaria”, confiesa Chiara y agrega que tiene muchas amigas, pero que mantiene más vínculos individuales que grupales. “Me encantaría esto último, pero me di cuenta de que si hasta acá no los tuve es porque no van con mi personalidad. De esta forma tengo la oportunidad de profundizar más con cada persona. Soy una mujer muy profunda y sensible”. Y esa característica de su personalidad se nota en su música y en sus letras, como en la canción Niseko, que le dedicó a su papá, o Mother, a su madre. La joven cuenta que no es nada fácil el camino profesional y que se topa con muchos conflictos personales. “Muchas veces tengo dudas, inseguridades a la hora de afrontar un nuevo desafío, tengo mucho miedo al fracaso, a hundirme a no poder lograr lo que deseo. ¿Sabés a qué le tengo pánico? A la falta de voluntad”, revela. Y enseguida, se queda callada y suma: “Tenemos que luchar contra eso, se puede”. Y sonríe.
MODA Y COMPROMISO
Ama cantar, pero sueña con volver a la actuación y quizá hacer una película musical o incluso un show musical en Broadway. “Cuando estaba de gira en Europa con Soy Luna todos los actores hicimos un casting online para una producción de Steven Spielberg, que iba a ser una remake de no sé qué filme. Nadie entró, pero bueno, sigo soñando, quizá algún día se me de la chance de rodar una película”, dice. Chiara se tranformó en embajadora de varias marcas de moda. Levi´s y Chanel la eligieron para algunas campañas y para lucir sus modelos. La primera en ficharla fue nada más y nada menosque la maison francesa. “Hace un año cuando se hizo una cena de la fragancia Gabrielle me llamaron para que vaya vestida a la presentación vestida de la firma y que lo muestre en mi Instagram. Luego continuamos trabajando juntos. Así fue como viajé dos veces a París: en la primera oportunidad pude sentarme en la primera fila del desfile en el Grand Palais y, en la segunda me invitaron a conocer los jardínes de rosas de Grassé, en donde obtienen la materia prima para hacer las fragancias”, recuerda y afirma que es muy amante de la moda, que le sirve muchísimo para expresar su forma de ser y sus estados de ánimo.
“La ropa también nos empodera”, dice en esta época tan interesante para el movimiento feminista del cual se siente parte. “Ojalá se caiga el patriarcado. Es el momento de que nos valoren y que nos traten con el respeto que merecemos. Quiero contribuir y ser parte de la lucha feminista desde mi lugar porque me parece importantísimo”, asevera. Chiara está involucrada también en la lucha por el medio ambiente mediante un proyecto futuro que se llama Pathway to Paris, que comanda Eduardo Costantini y la hija de Patti Smith, Jesse, y busca detener y concientizar sobre el cambio climático en el mundo. “Me di cuenta que no tiene sentido tener solamente metas y ambiciones propias. No se puede ser feliz solo, hay que serlo en sociedad. Voy a comprometerme más ofreciendo conciertos o participando de las charlas que ellos organizan”, dice. Esa parece ser su preocupación en la actualidad.
Como buena representante de los millennials Chiara está atenta a lo qué le pasa y a lo que les pasa a los demás. “Así como nos ponemos recontra inseguros y nos angustiamos porque no tenemos la cantidad de likes que queremos o la llegada al público que buscamos. Por otro lado, existe gracias a nosotros toda una movida muy interesante que busca realmente mostrar quiénes somos. No nos importan los kilos de más, las estrías, etc. Y lo exhibimos en las redes sociales sin tanta historia. Creo que somos un poco más verdaderos y auténticos y lo valoro”, explica y añade: “Creo que tenemos que aceptarnos más. Y tener más compasión. Tanto hacia nosotros, como hacia los demás. Necesitamos más amor y empatía social, es el único camino para poder ser felices de verdad”.
FOTOS: NATASHA YGEL.
ESTILISMO: MARÍA ZEMBORAIN.
PEINÓ Y MAQUILLÓ: SOFÍA RUBIN CON PRODUCTOS CHANEL.
LOCACIÓN: FALENA LIBROS.
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