Gambito de Dama (Netflix) fue sin dudas el trabajo que la catapultó finalmente a la fama, a pesar de que había participado de varias producciones importantes. Anya Taylor-Joy nació en Miami, pero fue criada entre Buenos Aires y Londres, por eso habla perfectamente español con acento argentino y elige pasar sus vacaciones muchas veces en Punta del Este. La chica Dior acaba de estrenar una nueva película: The Menu, un filme de terror centrado en la comida, en el cual comparte elenco con Nicholas Hoult y Ralph Fiennes.
-¿Qué te pareció cuando leyó el guion por primera vez?
-Primero me enamoré de la manera en la que estaba escrito. Me pareció que Seth [Reiss] y Will [Tracy] eran muy inteligentes y divertidos. Cuando lees un guion y te ríes sola quiere decir que la cosa va a funcionar. Pero después me encantó lo inesperado de la historia y me entretuve mucho leyéndola, así que automáticamente pensé que si me estaba divirtiendo leyéndola, la gente se iba a divertir viendo la película. Me interesa hacer cosas divertidas, extrañas y satíricas.
-El chef elige a Margot como aliada. ¿Qué le parece que él ve en ella?
-Creo que es la insatisfacción que lo dos sienten con su vida en ese momento. Y porque, obviamente, son dos extraños, creo que hay sentimientos en el aire. Creo que ellos lo sienten, el uno del otro, y que apenas comienzan a hablar entre ellos, les resulta natural.
-Este personaje tiene mucho carácter, como Beth en Gambito de dama. ¿Es algo que buscás en los personajes, una cierta intensidad que tal vez le dé algo con lo que trabajar?
-Creo que los personajes te eligen tanto como uno los elige a ellos. Veo que hay una correlación entre los personajes que interpreté, en el sentido de que normalmente son personas relegadas o subestimadas en cierto sentido, que se sublevan y usan su habilidad, su ingenio para cambiar la situación en la que se encuentran. Y eso es algo que es siempre interesante porque significa que uno recorre un camino con ellos desde donde empiezas hasta donde terminas. Pero sí, me gustó que Margot tuviera mucho carácter. Me encantó que a ella genuinamente no le importara lo que los demás pensaran de ella. Fue divertido interpretar eso.
-¿Por qué te parece que te buscan para interpretar este tipo de papeles?
-Siempre traté de elegir personajes diferentes, pero en cuanto a por qué la gente me elige para interpretar papeles que combinan vulnerabilidad y fortaleza, creo que le va a tener que preguntar al director. Creo que estoy muy conectada con mis emociones y con mi sensibilidad, pero que también soy fuerte. Esta industria, como el resto del mundo, puede ser despiadada. Así que sí, soy bastante resistente.
-¿Estás aprovechando este gran momento de carrera?
-Siempre trabajé mucho. No me pareció que hubiera otra vida para un actor hasta este momento, así que me acostumbré a trabajar de esa manera y quería contar esas historias, porque es el lugar en el que me gusta estar. Creo que todos los papeles que hice me tocaron por una razón, y terminé aprendiendo algo no solo sobre mi profesión, sino sobre mí misma. Me siento muy afortunada de estar transitando este camino.
-Hablemos de comida. ¿Cuál es su tipo de comida preferida?
-Diría que la que más me gusta es la italiana, pero también soy vegana. Así que la cocina italiana vegana, si es posible, de cualquier manera, forma o tamaño. Tuve muchísima suerte, estaba haciendo una película en Filadelfia en donde había restaurantes que hacían una comida increíble, casi una imitación perfecta, pero que realmente tenía el gusto de la original. Era deliciosa. Restaurantes como Charlie was a sinner me enseñaron que el veganismo no tiene por qué excluir todas esas comidas que te gustan. Las puedes comer, lo único es que están hechas con otros ingredientes.
En tu opinión, ¿qué dice esta película sobre comida y sobre clase?
-Creo que advierte sobre atiborrarse de todo y correr el riesgo de volverse apático. La comida y la vida están para disfrutarlas. Hay un nivel de pretensión en el que dejas de disfrutar las cosas. Termina siendo más sobre la imagen que sobre la experiencia. Y espero que eso sea lo que la gente se lleve de la película. Que a veces podemos tomarnos menos en serio las cosas si eso implica disfrutarlas más. La ironía del plato de pan sin pan. Esa gente estaba encantada de que le sirvieras nada. Porque si les servías algo, era potencialmente vulgar. Lo que es absurdo, totalmente absurdo, no tiene ningún sentido. Supongo que una de las razones por las cuales el chef Slowik quiere hacer lo que hace es porque está harto de ver a estas personas. Son clientes imposibles de satisfacer. No hay nada que puedas hacer para satisfacerlos porque se atiborraron de experiencias y a esa altura, estás siempre buscando otra cosa o te volviste totalmente apático.
at Redacción Marie Claire
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