Como una puesta de sol que funde el día con la noche, la nueva edición del Oyster Perpetual Datejust 31 de Rolex irradia sofisticación. Su esfera rojo sombreado, con un degradé que transita del fuego al negro profundo, es una celebración del contraste y el detalle. Engastada con diamantes y acompañada por un bisel igualmente deslumbrante, esta pieza transforma el paso del tiempo en una experiencia visual.
Rolex incorpora por primera vez este matiz ardiente en su colección de esferas sombreadas, técnica que desde 2019 se aplicaba exclusivamente al modelo Day-Date. En esta edición, el Datejust 31 se presenta en oro amarillo de 18 quilates y se viste con el brazalete President, una fusión de distinción y tradición, creado originalmente para el Day-Date en 1956.
Bajo su diseño impecable late el calibre 2236, un movimiento de manufactura propia que combina la precisión suiza con la innovación técnica. Equipado con la espiral Syloxi de silicio, escape paramagnético y amortiguadores de golpes Paraflex, ofrece una reserva de marcha de 55 horas y garantiza una exactitud de -2/+2 segundos por día, certificada como Cronómetro Superlativo.
Con una caja Oyster hermética hasta 100 metros, cristal de zafiro antirreflejos y cierre invisible Crownclasp, el nuevo Datejust 31 reafirma su estatus como ícono atemporal. Un reloj que no solo marca la hora, sino que la transforma en una declaración de estilo y precisión.
at redacción Marie Claire
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