La casa de moda italiana presenta su propia interpretación de la coquetería. Miuccia Prada y Raf Simons han logrado lo que podríamos definir como una sinfonía perfecta en el mundo de la moda. La colección Otoño-Invierno 2024 de Prada representa el epítome de la opulencia en la moda.
Prada sorprendió con su nueva colección de invierno en Milán
Sobre un pasarela construida sobre un jardín subterráneo cubierto de hojas otoñales y rodeado por un paso verde con paneles de vidrio, la firma, comprometida con la sostenibilidad y el ambientalismo, presentó su desfile para la temporada Otoño-Invierno 2024.
La pasarela exhibe una dualidad de looks, donde la parte frontal de la indumentaria es completamente diferente a la parte posterior, pero no de una manera ridícula, sino llevándola a un nivel de Prêt-à-Couture. La colección se inspira en diversas décadas y estilos, modernizándolos para un futuro prometedor. Además, destaca por los detalles en accesorios, bordados y textiles.
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El desfile abre con un vestido de estilo Charleston, pero que se aparta completamente de la época dorada. De hecho, su aspecto sobrio nos remite a la elegancia de los años 80, combinado con botas altas de cuero y un sombrero de plumas teñidas de gris, evocando un estilo de conductor de tren. Observando de cerca el vestido, se revela que está revestido con pequeños lazos negros, otorgándole un toque coqueto sin caer en el romanticismo del término, mostrando una visión muy actual para el año 2024.
La pasarela también presenta chaquetas con la parte posterior sellada en telas de seda, diferentes al merino que compone la parte frontal. Estas chaquetas se cierran con broches tipo chaleco en tonos de paletas pastel como rosa claro y marfil.
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Las faldas también experimentan una deconstrucción. Todas de longitud media presentan un aspecto invernal en la parte delantera y se entrelazan con sedas y colas en la parte posterior, creando una apariencia imperial pero manteniendo una actitud sobria.
Una de las faldas más destacadas es de algodón brocado en los laterales con una correa de merino, cuya parte posterior se convierte en el foco principal con pliegues y lazos algo siniestros. No obstante, el look se combina con una chaqueta de cuero de cuello alto y zapatillas ballerina Prada en verde oliva claro.
Entre el estilo edgy coqueto, el Charleston con un toque de los años 80 y los abrigos hinchados de la época con cuellos bordados, la colección es una obra maestra intrincada que sigue la tendencia de la elegancia atemporal, logrando brillantemente que sus referencias multiépocas no parezcan parte del pasado, sino más bien de un futuro vibrante.
En cuanto a accesorios, los sombreros de plumas teñidas y de textura robusta fueron el toque más elegante que se podría esperar de los diseñadores. Las correas de cartera tipo correas gruesas de vestir ofrecen una variación innovadora para llevar el bolso Prada.
at Redacción Marie Claire
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