Así fue el desfile sensorial de Verónica de la Canal que cerró La Costa Fashion Experience 2022

Un estadio semi cubierto de Mar de Ajo, sobre la ruta 11 en el Partido de La Costa, fue la locación elegida para la segunda parte de la 4ta edición de La Costa Fashion Experience (LCFE). La diseñadora Verónica de la Canal presentó allí su colección 2022 sobre una pasarela en V de 55 metros con 3.40 de altura, en un escenario cibernético de pantallas, luces, experiencias sensoriales, fuegos artificiales, y una llovizna persistente de último momento. La modelo y conductora Alexia Toumikian -creadora del evento- volvió a la vida a esta construcción monumental casi olvidad en otra de sus apuestas, que se superan edición tras edición. La diseñadora y Alexia trabajaron estrechamente para lograr una puesta futurista para el vestuario extravagante, romántico y súper trabajado de Verónica de la Canal. “Cada vez que nos reuníamos -cuenta Alexia- hasta en la última prueba cuando ya todo estaba casi listo, surgían nuevas ideas para enriquecer el proyecto”.

La colección se llama Virtual Soul y de Verónica de la Canal cuenta cómo la vivió y dónde encontró la inspiración. “Hacerla me recargó de adrenalina. Después de los meses de aislamiento y el sufrimiento que me trajo la pandemia, necesitaba reconectar con mi interior. La vorágine de las redes sociales, los vivos, los zooms todo lo que nos tocó vivir hizo que quisiera volver a la recuperar los afectos, y así surge Virtual Soul. Lo que intentó es fusionar la frialdad de lo digital y la virtualidad que llegó para quedarse, con el rescate de los afectos. La modernidad de lo virtual y la esencia de alma”.

En sus 25 creaciones se destaca una silueta al cuerpo y detalles que caracterizan a la diseñadora como transparencias siempre estratégicas que insinúan sin mostrar, vestidos cortos con sobrefaldas y largos con capas, tules de seda, plumas, encaje mucho encaje “porque me encanta y también lo usé con bordados de hilos metálicos y perlas” cuenta Verónica de la Canal, cierres en lugares atípicos, breteles bordados, glitter contrastado con símil cuero, redes de lurex. Cada vestido es totalmente artesanal, desde el maniquí donde se lo diseña hasta la última puntada. “La paleta es romántica -continúa Verónica- pero los colores no son cómo se ven porque están re visionados, por ejemplo, las perlas son opacas y el brillo lo aporta la textura. Los tonos son empolvados, cálidos pero la modernidad se la da el metalizado”.

“Hacer este desfile fue muy especial en todos los sentidos, agrega. Hacia mucho que lo planeábamos y nunca se daba hasta que finalmente todo fluyó y lo logramos. No hay nada sin contemplar, yo diría que fue una experiencia mágica”.

Junto con las luces que jugaron un papel fundamental en la puesta en escena, estuvo la música de cuya producción se ocupó íntegramente la cantante y ex modelo Naomi Preizler que también volvió a subirse a la pasarela en esta edición de LCFE.

Peluquerías Glow alisó el pelo de todas las modelos con la tradicional “toca” para que no tuvieran volumen, calzó redecillas y luego casquetes de encaje bordados en off white o negro que llevaron en la cabeza. Para completar el look Vero Luna, junto a su grupo de maquilladoras, se inspiró en un renacer y por eso imaginó bocas robóticas, ojos con piedras plateadas o con toques de brillo para lograr el efecto de seres luminosos de otra galaxia
Como no podía ser de otra manera, después del desfile hubo música a cargo de la DJ Bambi, un catering riquísimo, tragos y la buena onda habitual que hizo que nadie quisiera irse y la fiesta terminara a la medianoche.