Hablar de Jesús Fernández es hablar de una marca que entiende el poder de la sofisticación. Nacida y desarrollada en Buenos Aires, esta firma de lencería ha logrado lo que pocos: preservar su alma artesanal mientras conquista mercados tan exigentes como el japonés.
Cada prenda de Jesús Fernández es el resultado de un proceso que honra la alta corsetería: desde el diseño hasta la confección, pasando por el uso de hasta siete máquinas diferentes para lograr terminaciones impecables. Nada es casual: las telas, los encajes, los cortes y hasta el packaging cuentan una historia de cuidado y pasión.
Lejos de quedarse en lo local, la marca apostó por salir al mundo. Para triunfar en Japón, no le alcanzó con tener una buena colección: fue necesario un trabajo paciente y profundo de adaptación cultural y morfológica, que incluyó viajes, diálogo con clientas locales y rediseños pensados desde la escucha y el respeto. El resultado fue una propuesta que combina la identidad visual y emocional de Jesús Fernández con la sensibilidad estética japonesa.
Aún con su expansión en marcha, la marca no renuncia a su espíritu. La producción en series limitadas, la elección de materiales responsables y el trabajo en equipo en su taller porteño siguen siendo el corazón de su identidad. Todo con una mirada puesta en el futuro: innovación, sostenibilidad y expansión son los tres pilares que guían cada decisión.
El próximo paso es claro: crecer sin perder el alma. Ya hay planes para fortalecer su presencia en Latinoamérica, Europa y Asia, apostando a nuevos canales de distribución y al comercio digital, pero siempre con la premisa de que cada pieza conserve lo que la hace única: su origen, su historia y su hechura.
Jesús Fernández no es solo lencería. Es un relato de lo que el diseño argentino puede lograr cuando hay coherencia, estrategia y sensibilidad.
at redacción Marie Claire
Galería de imágenes
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios