Vacaciones de invierno en la costa: descubrí su encanto fuera de temporada

A solo unas horas de Buenos Aires, la Costa Atlántica redefine su propuesta turística y se consolida como un corredor todoterreno, atractivo durante las cuatro estaciones. Entre todos sus rincones, Cariló se destaca por ofrecer una experiencia envolvente donde naturaleza, relax y diseño se combinan con una estética cuidada y silenciosa.

Este bosque junto al mar, famoso por sus calles de arena y su atmósfera íntima, apuesta cada vez más a una desestacionalización real: con alojamientos boutique, gastronomía de autor, spas rodeados de pinos y ferias de artesanos, la escapada invernal cobra un nuevo sentido. El invierno no es sinónimo de cierre, sino de pausa y reconexión.

La propuesta conocida como “Costa Verde” —que abarca Pinamar, Cariló, Mar de las Pampas y Ostende— gana protagonismo con actividades culturales, recorridos guiados, cabalgatas por la playa y festivales de cine que invitan a habitar la costa desde otro lugar.

 

 

Naturaleza en pausa

En Cariló, el paisaje cambia de ritmo. El bosque, casi en susurro, invita a caminatas lentas, yoga frente al mar o tardes de lectura frente a un hogar a leña. La propuesta se vuelve sensorial: menos ruido, más aromas, más textura. El Sendero Eco-Paisajístico, por ejemplo, ofrece un recorrido accesible para disfrutar la naturaleza en bicicleta o a pie, atravesando paisajes que en invierno se vuelven aún más poéticos.

Cultura y encuentros

Durante las vacaciones de invierno, la zona ofrece ciclos de cine, funciones de títeres, ferias artesanales y recitales. La programación cultural incluye títulos de Studio Ghibli en el Teatro de la Torre y encuentros de arte en el Divisadero Club de Mar. También hay visitas guiadas gratuitas que recorren la historia de Madariaga o la identidad de cada localidad, una propuesta ideal para quienes disfrutan descubrir desde lo local.

 

 

 

Bienestar todo el año

Cariló mantiene su sello distintivo: relax y bienestar. Clases de yoga en la playa, spas entre los árboles, gastronomía saludable y experiencias sensoriales en alojamientos de diseño invitan a entregarse a un tiempo distinto. Las ferias de artesanos y los productos naturales completan una oferta que apunta a lo sustentable y lo genuino. El apart- hotel Ville Saint Germain se encuentra a pocos metros de la playa. Es ideal para disfrutar en pareja o en familia en cualquier momento del año. Tiene un amplio spa con circuito de aguas, más sauna seco y de vapor y cabinas para masajes; además de una piscina externa para disfrutar del aire libre. En el mismo hotel está el restaurante Ave, que sirve platos gourmet en una atmósfera cálida y sofisticada. Los amantes del golf pueden disfrutar la  cancha del Cariló Golf Club. 

 

 

Más allá del verano, la Costa Verde demuestra que hay otro modo de habitar la playa. Cariló, en particular, ofrece esa pausa tan buscada: silenciosa, inmersiva, curada. Ideal para parejas, familias o escapadas solitarias, es una invitación a redescubrir lo esencial sin salir del país.

at redacción Marie Claire