Hace muchos años que Cancún se estableció como el destino turístico por excelencia del Caribe. Hasta 1969 era casi una reserva natural habitada solamente por mucha vegetación y animales. Por su clima cálido todo el año, su ubicación y sus playas de agua cristalinas México lo eligió como destino para atraer a turistas de todo el mundo.
La cultura maya también dio su aporte y lo convirtió no sólo en una opción de resorts espectaculares, sino también en un enclave que combina perfectamente cultura, historia y naturaleza en estado puro, ya que muy cerca del centro se encuentran interesantes atracciones como las ruinas de Tulúm, Isla Mujeres, X-Caret (un espacio con parque acuático natural) y la isla de Cozumel. La vida nocturna, el shopping y la gastronomía también ocupan un lugar destacado en la checklist de cualquier visitante a esta ciudad caribeña.
Pero, además de todos los lugares que hay para visitar en la península de Yucatán, es imperdible disfrutar de los resorts all incluisve que se encuentran frente a la playa y a lo largo de todo Cancún. Edificios grandes con todas las comodidades, servicio de excelencia, mucha entretención para todos y hasta boutiques propias invitan a cada visitante a sumarse a una gran experiencia de lujo y confort.
En busca del disfrute
Tal es el caso de Hilton Cancún Mar Caribe All-Inclusive Resort ubicado en la zona hotelera de Cancún, entre la Laguna Nichupté y el mar Caribe. Por este motivo, tiene vistas increíbles. Su gran tamaño permite poder vivir en un mismo lugar diferentes atmósferas, vida familiar en las piscinas para niños y juegos; descanso y relax en el spa; y un ambiente súper internacional en los restaurantes.
Justamente la gastronomía es uno de los pilares fundamentales de este resort. Entre sus espacios destacados se encuentran: Steakhouse es de carnes premium con carta de vinos nacionales e internacionales, Maxal de cocina mexicana auténtica a cargo del chef ejecutivo de todo el hotel Rodrigo Arturo Reyes; en tanto La Luce, es una propuesta de trattoria italiana con horno de piedra y platos veganos también para sentirse -por su vista a la laguna- en un rincón italiano en medio del Caribe. Un restaurante muy especial es el de cocina asiática que se llama Noriku. Una experiencia única son sus mesas Teppanyaki, una especie de omakase en donde se disfruta de un menú establecido por el chef.
Dolce Far niente
Además del club de playa y las habitaciones privadas que cuentan con su propia piscina, el rincón obligado para el relax es The Spa. Escondido entre la vegetación tropical, este refugio ofrece un circuito de agua, jacuzzi y sauna, junto con tratamientos de masajes y belleza elaborados a base de hierbas autóctonas de México, rescatando los saberes ancestrales del territorio. Todo en un ambiente sereno y aislado que invita a entregarse a los sentidos. Para quienes prefieren mantenerse en movimiento, el fitness center —abierto las 24 horas— y un completo programa de actividades que incluye stretching, zumba, aeróbic, yoga y vóley aseguran bienestar a toda hora. En este pequeño paraíso, cada experiencia está pensada para equilibrar cuerpo y espíritu al ritmo envolvente del Caribe.
El hotel ofrece además un servicio exclusivo para los huéspedes Enclave. Estos tendrán acceso a un lobby especial para ellos en donde pueden hacer check in y degustar en un lounge delicias durante todo el día. Aparte, tienen un espacio exclusivo en la playa con servicio en reposeras y una terraza única, muy tranquila, en la cual hay una barra con delicias mexicanas y una vista imperdible al Mar Caribe.
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