Todas las tendencias de decoración de Il Salone del Mobile de Milán

Hace pocos días terminó la 62 edición de Il Salone del Mobile en la ciudad de Milán. “Una edición récord”, dirá María Porro, presidenta de Il Salone, para explicar los resultados excepcionales, “gracias a la confianza de un ecosistema que sigue reconociendo el liderazgo internacional de un evento en el que buscamos generar un verdadero puente entre las nuevas geografías de los mercados”.

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La también Jefa de Marketing y Comunicación de la marca italiana que lleva su nombre, no puede ocultar la emoción. Y no es para menos. Este año se acercaron 361.417 personas a la fiera di Milano para conocer las nuevas tendencias y las propuestas de 1950 expositores provenientes de 35 países, así como para visitar la muestra bianual de Eurocucina, que desplegó un abanico de soluciones en torno a una cocina cada vez más abierta e integrada al resto de la casa.

Sin embargo, la semana del diseño no termina en este centro de exposiciones e incluye un interesante circuito bautizado Fuorisalone, con más de 1000 eventos e intervenciones que se llevan a cabo en edificios históricos dentro del perímetro urbano.

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De esta forma, la ciudad del diseño por excelencia se pobló, una vez más, de un sinfín de soluciones y propuestas innovadoras; de cultura material e inmaterial.

El auge de las colaboraciones quedó en claro con las múltiples propuestas de jóvenes diseñadores consagrados -o en vías de serlo- para marcas establecidas. 

Nuevas Tendencias

En apenas cinco días, marcas, diseñadores, curadores y artistas plantearon sus visiones sobre la relación que tenemos con el mundo y la forma en que lo habitamos. Los productos, los materiales, las texturas, los colores son las herramientas que dan vida a estas puestas en escena que replantean nuestros estilos de vida.

Es así como, más allá de la estética y las funciones, las propuestas proponen lecturas mucho más profundas y problemáticas vigentes.

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Entre las cuestiones abordadas, aparecen la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente, la revalorización del pasado, su interacción con las innovaciones futuras, el ya clásico maximalismo decorativo, las colaboraciones creativas y un borroso límite entre interiorismo y moda, que este año acaparó las miradas con las exhibiciones de Dolce & Gabbana, Miu Miu, Prada o Gucci.

Fue esta última, una de las que más dio que hablar. En el primer piso de su tienda de la vía Montenapoleone, la marca reeditó cinco clásicos del diseño italiano en su color insignia: el “Rosso Ancora”. Las piezas se lucieron, brillantes, en un ambiente surrealista íntegramente alfombrado en color verde manzana. De esta forma, además de plantear el eterno reinado de los clásicos de la “italianidad”, Sabato De Sarno, nuevo director creativo de Gucci, introdujo los dos colores de la temporada: el bordó y el verde.

Por su parte, con el tema Materia Natura, el Fuorisalone puso en evidencia los problemas que preocupan al contexto actual de crisis ambiental, económica y social, leídos a través de la lente del diseño. Fue así como numerosas instalaciones sorprendieron con su interpretación de la cadena productiva o del impacto de la mano del hombre en el planeta, pero también quedó en claro que los materiales obtenidos del reciclaje y la investigación se ubican en el podio de las tendencias. Tal es el caso del vidrio y el plástico -que dominaron la escena milanesa en diferentes versiones– o del aluminio que, utilizado en la totalidad de muebles y objetos, demostró ser el nuevo material elegido por marcas y diseñadores.

Asimismo, varias marcas se inspiraron en la tierra y sus materiales naturales para generar productos y exhibiciones de bajo impacto ambiental. Hermés fue una de ellas, y eligió mostrar su colección de objetos para la casa a través de un sendero sembrado de tejas de terracota, ladrillos de barro, piedras y madera, compuestos geométricamente.

El auge de las colaboraciones quedó en claro con las múltiples propuestas de jóvenes diseñadores consagrados -o en vías de serlo- para marcas establecidas. La consigna no solo es incorporar colecciones cápsula que capturen las miradas, sino también innovación en los materiales, las técnicas constructivas y el contenido.

El auge de las colaboraciones quedó en claro con las múltiples propuestas de jóvenes diseñadores consagrados -o en vías de serlo- para marcas establecidas. 

El maximalismo decorativo en los interiores de tantos departamentos milaneses que se abrieron para la Semana del Diseño, también resulta de una postura colaborativa. La combinación de objetos de distintos orígenes bajo la particular mirada de un interiorista, decorador o curador fue uno de los formatos más difundidos. Un claro ejemplo es el ultra visitado Appartamento, firmado por el multimarca italiano Artemest, que convocó a 6 profesionales para decorar cada ambiente de la magnífica Residenza Vignale.

Como el Appartamento, son muchas las locaciones que, abiertas especialmente para la ocasión, deslumbran con su belleza arquitectónica intervenida por diseñadores, marcas y artistas. Desde el Palazzo Visconti, hasta la universidad estatal, el Palazzo del Senato y las Villas Bagatti Valsecchi y Borsani, en donde se desplegó la curaduría de Alcova, la reconocida muestra alternativa que ya trasciende las límites de la ciudad de Milán. 

at Daniela Rusak

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