La nueva normalidad supone, en muchos casos, la lucha diaria por tener privacidad. Muchas personas al estar en confinamiento comenzaron a compartir con sus parejas más tiempo del que acostumbraban. Los espacios "a solas" son cada vez menos y se hace difícil encontrar lugar para cada uno. Incluso sí, para masturbarse.
En diálogo con la Licenciada en Psicología, Eliana Tornatore, abordamos la problemática que se presenta en las relaciones al no hablar sobre la masturbación. Asimismo, sobre la necesidad de encontrar espacio y tiempo para la autosatisfacción en los tiempos que corren.
Estando en pareja, ¿qué representa la masturbación? ¿Por qué surge la necesidad de "masturbarse a solas"?
Hay que entender que la masturbación representa algo particular para cada persona y en relación a eso, también ocupará un lugar particular en la dinámica de cada pareja. La necesidad de masturbarse puede surgir por distintos motivos: para relajarse, liberar tensión (sea o no de índole sexual), darle curso a distintas fantasías, entre otros.
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Algunas personas consideran que la masturbación es algo a lo cual recurrir únicamente cuando no se tiene pareja sexual, o cuando las relaciones no son del todo satisfactorias, pero esto no es así en realidad. Masturbarse es normal, y hacerlo no quiere decir que no se obtenga placer sexual en la pareja, por el contrario, puede representar una buena manera de explorar el propio cuerpo y aprender sobre aquello que produce placer más allá del encuentro con el otro, de manera privada.
Esta necesidad de "masturbarse a solas", ¿se ve ligada a que justamente con la cuarentena se siente una invasión de espacio y es por eso que se "empodera" todo tipo de actividad que nos dé "libertad" como individuos?
Puede que esta necesidad se vea exacerbada, ya que en este contexto encontrar momentos donde poner en juego lo íntimo y la privacidad, es todo un desafío. Pensemos no solo en parejas que conviven, sino en aquellas que además tienen hijos, y deben dividir su tiempo entre cuidados, tareas de la casa, trabajos de cada uno, etc. Es complicado pensar en este escenario, momentos en los que pueda prevalecer el espacio propio. Sin embargo, es necesario repensar el papel que juega la necesidad de los mismos para el bienestar personal y por ende de la pareja.
En relación al contexto actual entonces, es importante fomentar y respetar espacios además de los compartidos. Espacios de cada uno.
¿Cómo respetar los espacios cuando el otro quiere tener su momento íntimo?
Considero que respetar los espacios del otro es uno de los “secretos” no tan secretos, para que las parejas funcionen. Pero actualmente, como mencioné antes, hacerse de esos momentos íntimos es más complicado. Estos quizás consistan en encerrarse en la pieza un rato, lejos de la mirada ajena, casi como cuando éramos adolescentes y nuestra habitación simbolizaba nuestro universo, alejado de la custodia del mundo adulto.
En los tratamientos con parejas, si bien el abordaje depende directamente de la problemática planteada en cada caso, se intenta focalizar y fortalecer la comunicación. En relación a esto, es importante poder conversar con el partener acerca de las necesidades propias, como así también escuchar las ajenas. Estas necesidades quizás consistan hoy más que nunca, en conservar espacios de intimidad.
¿Puede generar una frustración el hecho de no encontrar el momento para autosatisfacerse?
Puede ocurrir que esto se sienta frustrante, e incluso entre en serie con otras frustraciones propias del momento: no poder manejarse tal como uno acostumbra, circular por los lugares que antes circulaba, juntarse con otros, realizar determinadas actividades, deportes etc. Estos son los casos en los cuales, la masturbación puede consistir también en una “vía de escape” a las frustraciones del mundo real, ya que en la fantasía puedo poner en práctica lo que se me ocurra. Si esta posibilidad también es impedida, podemos encontrarnos con sentimientos de frustración o enojo, a veces inconscientes. Es importante identificar estas emociones, para poder pensar que hacer con ellas.
Hay quienes "se enojan" con su pareja porque lo consideran un signo de insatisfacción, de carencia ¿Por qué? ¿Qué hacer en esos casos?
En relación a eso habrá que pensar que se juega subjetivamente en tanto respetar la intimidad del otro, pensar que representa para cada uno la masturbación, y que de lo propio se juega allí. Los cuerpos llevan marcas de la propia historia: miradas, contactos, lenguaje, que ejercieron las personas que nos eran cercanas afectivamente. Habrá quienes recibieron una mirada de aceptación, o bien de desaprobación y rechazo.
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Todo eso dará lugar a distintas experiencias con el propio cuerpo, vivenciado de diversas maneras según la historia, y eso se pondrá en juego también, en el encuentro con la pareja, es decir, en relación a las formas de entender y aceptar el cuerpo sexuado del otro. Una vez más el dialogo será fundamental para sortear estos obstáculos. Poner en palabras nuestras dudas, miedos y hacerlos saber a quien corresponda.
¿Por qué la masturbación sigue siendo en muchos casos un tabú? Incluso no se habla con alguien con quien se tiene total confianza...
Está claro que si bien algunas personas hablan más abiertamente de este tema, para otros sigue resultando un tabú. Como suele ocurrir con los tabúes, cada cultura y cada época modelan lo que se pueden mencionar y lo que no. Son muchas las falsas creencias acerca de la sexualidad y de la masturbación en particular, que se generalizaron en un contexto determinado y que luego pasaron a formar parte de toda una ideología. Es debido a este tipo de afirmaciones que muchos individuos pueden llegar a ver acompañadas sus prácticas masturbatorias de ansiedad y un fuerte sentimiento de culpa.
Pero hay que tener presente que la masturbación ocurre desde edades muy tempranas. Las niñas y los niños comienzan a tocar su cuerpo para conocerlo y reconocerlo, y al descubrir esta sensación agradable, suelen repetirla. Por eso es necesario dejar de tratar la sexualidad y la masturbación como algo prohibido. Poder conversar acerca de esta y otras cuestiones, permite derribar mitos que aún circulan, y asimismo establecer parámetros saludables.
El placer propio no es algo que debamos ocultar. Hoy en día tenemos mucha más información a nuestro alcance que puede ayudar a normalizar la masturbación, factores como el acceso facilitado a la pornografía o a internet, han ayudado a naturalizar en cierto modo lo que tiene que ver con ella. Sin embargo, el acceso facilitado no implica que haya conocimiento real sobre el tema. Todavía queda camino por recorrer, y acá importa focalizar en lo que tiene que ver con la educación sexual. Trabajar la misma desde edades tempranas, basándose en el respeto y el cuidado, puede brindar a los niños, niñas, adolescentes y adultos, herramientas fundamentales para enfrentar estas realidades. Valorar positivamente nuestro cuerpo es también reconocer que la sexualidad no es un tabú, sino que se vincula con el disfrute y el placer.
Es así como la educación que recibimos va a repercutir en el lugar que le damos al contacto con nuestro propio cuerpo y nuestras necesidades, así como el lugar que le daremos a la necesidad del otro, ya que no existe posibilidad de no educar sexualmente: se educa con lo que se hace, lo que se dice, y también con lo que se calla. Eso dará lugar a distintas actitudes, entre ellas si vemos el hecho de que nuestra pareja quiera masturbarse a solas como algo preocupante, o como algo natural y esperable.
Otro punto a tener en cuenta, es que el auto-placer se ha visto durante mucho tiempo con distintos ojos en función del género que lo practica. Si hablamos de masturbación en mujeres, la sensación de tabú se multiplica, y no es sino una muestra más de la falta de educación sexual que se ha recibido. Ha sido bastante habitual que las mujeres intentarán ocultarlo o no lo reconocieran por vergüenza. Histórica y socialmente el papel de la mujer ha sido definido como pasivo y reproductivo, excluyendo el placer. De forma paradójica, se ha culpabilizado, e incluso discriminado a aquellas mujeres que ejercían su sexualidad de manera libre, desviándose de los patrones normativos de comportamiento sexual.
Afortunadamente, estos parámetros están cambiando cada vez más. En la actualidad, las mujeres suelen aprender sobre la masturbación a edades más tempranas y de una forma más naturalizada que en el pasado. Hace 15 años por ejemplo, solo la mitad de las mujeres admitían haberse masturbado alguna vez. Haciendo la misma pregunta hoy en día nos encontramos con que el 85% admite haberlo hecho. Aun así, esa cifra sigue estando por debajo del 96% de hombres, que sí admiten abiertamente que se masturban.
¿Son excluyentes la masturbación y el sexo en la pareja?
Para nada, la idea de no masturbarse porque uno está en pareja, es un error de base muy común, y suele darse cuando se contempla la masturbación únicamente como sustituto de la relación sexual con el otro. El 80% de las personas, se masturba aunque este en una relación. Sin embargo, la mayoría expresa que no le interesa hablar de masturbación con su pareja, ya que lo consideran algo privado, no saben cómo hacerlo o temen que el compañero se sienta mal al saber de su propia masturbación; quizás allí se encuentre el problema.
¿Cuáles son los Beneficios de masturbarse?
La masturbación es un hábito saludable, que beneficia tanto física como emocionalmente. Es normal e incluso en determinadas etapas, esencial para el desarrollo sexual saludable. Esta comprobado que tiene beneficios para la salud, principalmente en la reducción del estrés. En un momento como el que estamos transitando, que en líneas generales es estresante de por sí, habría que pensar como se juega esta necesidad.
También proporciona un mejor conocimiento de la propia anatomía y contribuye a la inhibición de la ansiedad del encuentro con el otro, superando incluso barreras psicológicas. Seguro todos recordamos la famosa escena de la comedia “Loco por Mary”. El acto de masturbarse permite conocer mejor las zonas erógenas, y en ocasiones incrementa la autoestima. Así, ayuda a identificar las preferencias, fantasías, y lograr proporcionar placer, pudiendo hacer incluso, que mejoren también las relaciones sexuales con la pareja.
Eliana Tornatore, Lic. en Psicología @psi.elianatornatore
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