Saturday 27 de April de 2024

LIFESTYLE | 24-08-2023 12:06

Susana Balbo, primera enóloga argentina, revela los secretos de su vida entre viñedos y la política

Un recorrido por la trayectoria de Susana Balbo, la primera enóloga argentina. Su vida entre viñedos, el país y la política y su amor incondicional por Mendoza.

Es difícil describir la trayectoria de Susana Balbo. Y cuando uno no sabe por dónde empezar a contar es porque la entrevistada tuvo (y tiene) una vida repleta de experiencias que sin lugar a dudas dejaron huella. Esta mendocina fue la primera enóloga argentina y llevó con su trabajo y su empresa a la industria de la vid a lo más alto. Sorteó prejuicios, discriminación por ser mujer, se involucró en política (fue diputada por Mendoza del PRO) y presidenta del Woman 20, el grupo de afinidad del G20 para el empoderamiento económico de las mujeres. Hoy continúa al frente de la bodega, que lleva su nombre y trabaja con viñedos ciento por ciento orgánicos y amplió su marca abriendo un hotel de lujo en Chacras de Coria.

Susana Balbo
Susana Balbo Wines, es una bodega de las más reconocidas de nuestro país.

-¿Cómo entró el vino a tu vida?
-Fue por casualidad porque no tenía muchas opciones de qué estudiar en Mendoza en la época en que empecé la universidad en el año 76, un momento muy complejo para el país. Me anoté en una carrera en la que había muy pocas mujeres o ninguna prácticamente. De hecho, he sido la primera mujer en Argentina graduada en la Facultad de Enología, porque hubo una que se recibió seis meses antes que yo, que era de Brasil, Regina Ferreto. A mí me encanta la química, la física, la matemática, la biología y, bueno, el vino comprende todo eso. El vino es un ser vivo, es una expresión de la naturaleza, una expresión de nuestra personalidad, de quiénes somos…

Susana Balbo
Una gastronomía de excelencia en el flamante hotel en Chacras de Coria que Susana abrió junto a su hija.


-¿Fue cambiando tu vínculo con el vino a través de los años?
-Mucho, cambió mi relación y cada día lo quiero más. También a mi finca. Con el tiempo empezás a valorar muchas cosas, a dejar de lado prejuicios y animarte a reinventarte. Ayer o anteayer escuché una frase que me gustó mucho. Yo siempre dije que las únicas personas que no cambian de opinión son los tontos y los necios, y encontré otra frase superadora: vos podes cambiar de opinión, siempre y cuando, no niegues lo que pensabas antes. Y eso es ser genuino, porque cambiar de opinión es evolucionar, es avanzar y todos estamos para evolucionar y para aprender.

Susana Balbo
Una gastronomía de excelencia en el flamante hotel en Chacras de Coria que Susana abrió junto a su hija.


-¿Cómo fue sobrevivir durante mucho tiempo en este mundo tan masculino?
-Creo que con mucha capacidad de resiliencia, con un objetivo claro y algo que me ha caracterizado desde muy pequeña: que a mí no me importa lo que la gente opine, así como tampoco opino sobre la vida de otras personas.
Desde luego que recibí muchas críticas, boicots para perjudicarme y perjudicar a la empresa que tengo y que llevo adelante. Pero creo que si vos te mantenés en tu camino con tus valores- no es sencillo porque desde luego hay que ser muy leal con uno mismo y tener fortaleza- podés salir adelante a pesar de todo.

Susana Balbo


-Antes comentabas que te gustaban las ciencias duras, pero también podemos decir también que hacer un vino es un arte ¿Qué te apasiona de estos dos mundos que a veces pueden ser antagónicos?
-Las ciencias duras están lideradas o manejadas por la física cuántica, y las matemáticas están lideradas por la creatividad y la imaginación de poder plasmar en una fórmula algo que vos estás viendo... Si lo pensamos así, podemos hacer un paralelismo con la creación de un vino. O sea, es creatividad pura, y el arte es creatividad pura. Entonces, para nada, no son antagónicas, son totalmente complementarias.

Susana Balbo


-Si tuvieses que describir tu marca o los vinos de tu marca, ¿cómo lo harías?
-Bueno, yo siempre dije que mis vinos tenían un carácter muy distintivo, que era elegancia. Son vinos que no son sobre extraídos, son vinos fáciles de beber a pesar de ser complejos, de tener complejidad. Entonces, creo que mis creaciones, por su estilo, son vinos que acompañan muy bien  experiencias hedónicas.


-Fuiste parte fundamental del W20, ¿qué aprendizaje te dejó esta experiencia?
-La experiencia me dejó muchos aprendizajes. Algunos muy amargos en la boca, como por ejemplo, darme cuenta que organizaciones que tenemos de alguna manera muy idealizadas, como Naciones Unidas, el Banco Mundial están más preocupadas en sostenerse a sí mismas que en ofrecer el servicio a la comunidad para la cual ellos están existiendo. ¿Lo positivo? Es el haber estado con tanta diversidad de mujeres, de tantos orígenes, de tantos lugares. Darte cuenta que tenemos problemas en común.


-¿Y qué balance podés hacer de tu paso por la política?
-No pude dejar nada en la política, no pude hacer nada. Mi mayor contribución fue hacer un W20 muy bueno y que tuvo impacto mundial. Pero en la política una sola persona con buenas intenciones no hace nada. Y, lamentablemente, todos los partidos políticos son iguales. Todos tienen un enorme grado de egoísmo, todos piensan que son los mejores. Pero no se dan cuenta que, si no llegamos a un pacto entre todos los ciudadanos de la Argentina, no importa el color, no importa el origen, Argentina no va a salir adelante. Y esa es mi mayor frustración con respecto a la política, porque los conozco desde adentro y no les creo a ninguno.


-¿Qué cosas te gusta hacer, además de tu trabajo, que pareciera ser tu pasión?
-Amo hacer gimnasia, me encanta leer, soy una lectora muy ávida. También soy una persona muy curiosa. Me gusta mucho la música y me encanta bailar. Es mi cable a tierra, a veces pongo música y bailo sola.


-¿Tu lugar en el mundo es Mendoza?
-Sí, pero también me gusta mucho Uruguay, por eso vivo una parte del tiempo en Punta del Este. Mi mayor lugar en el mundo es Mendoza, sin duda, pero también Bariloche, toda la Argentina… ¡Amo Cafayate!. Siempre dije que voy a terminar envejeciendo allá, pero cambié de opinión con el tiempo: ahora digo que terminaré envejeciendo en un lugar en donde puedan venir todos mis nietos.

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