“En Buenos Aires mi corazón late diferente”, dice Elisabeth Boucher-Anselin, Directora de Comunicaciones Global de la Guía Michelin. La francesa, que hace una década que trabaja para la compañía, asegura que visitó en muchas oportunidades esta ciudad y que tiene muchos amigos, pero que aún no ha visitado nunca la provincia de Mendoza. Este mes será seguramente una buena excusa para que pise tierras andinas, ya que el 24 de noviembre se conocerá la lista de los que recibirán -por primera vez en la historia argentina- las esperadas estrellas Michelin en Buenos Aires y en la tierra del buen sol y del buen vino.
-¿Por qué Michelin pensó en estos dos destinos para incluir en la guía?
-Son dos hot spots tradicionales para la gastronomía, no sólo por la calidad de los restaurantes, sino también por los comensales y su forma de consumo exigente. Sentimos que el nivel era muy bueno y estaba evolucionando muy bien en calidad y creemos que en los próximos años será aún mejor.
-¿Qué te parece interesante la escena gastronómica porteña?
-Creo que se asocia siempre a Argentina con la carne y el asado, pero los chefs están detrás de muchos otros ingredientes, como los vegetales y las formas de cocción para explotar al máximo su sabor.
-¿Cómo cambió el negocio comercial de la guía considerando que no se imprime más?
-Básicamente nos pasó como a cualquier otro medio y nos fuimos transformando como ellos. Encontramos el balance perfecto de pasar de la guía impresa a una aplicación y website orgánica y que siga siendo relevante para el público. Fue un tránsito posible porque lo hicimos de a poco y decidimos no sumar pauta publicitaria en nuestros sitios, buscamos crear una nueva experiencia online. Aparte, decidimos crear alianzas con marcas para nuestros eventos e hicimos activaciones en redes sociales.
-¿Cuáles son los desafíos de la guía actualmente?
-Tenemos muchos como cualquier medio, pero podría destacar uno que es la expansión internacional. Los hot spots cambiaron y se ampliaron de una manera gigante, ya no sólo ocurre todo en Nueva York, París y Tokio. Necesitamos cubrir todos estos “nuevos” lugares, porque la guía Michelin no es de cuisine francaise.
-El 50 por ciento de las inspectoras son mujeres, ¿cómo llegaron a esta decisión y cuánto tiempo les llevó?
-Nos llevó mucho tiempo, pero valió la pena. Decidimos hacerlo, fue una determinación de Michelin. Tener mujeres inspectoras no solo nos aporta variedad en el equipo, sino diferentes puntos de vista al momento de evaluar los restaurantes. Nuestro trabajo es siempre colectivo, o sea que sumaron muchísimo y nos dieron un plus importante. Hay pocas chefs mujeres y gerentas en restaurantes en todo el mundo, así que esto fue también una señal para que cambie la situación en las cocinas.
-Hace más de 10 años que trabajás en gastronomía. ¿Por qué te interesa tanto la comida?
-La comida es algo que siempre estuvo presente en mi vida. Vengo de dos culturas diferentes, mi papá es francés y mi madre de Camerún, crecí con esta mezcla hermosa y todos en mi familia cocinaban bien. Para mí la comida es la mejor conexión entre las personas, siempre une.
-¿Cocinás?
-Sí, mucho y bastante bien. Le cocino a mis hijos, porque para mí también forma parte de su educación. Cocinamos juntos y compartimos un momento. Recibo muchos amigos, soy bastante anfitriona.
-¿Qué priorizás a la hora de elegir un lugar para comer?
-Depende de con quién vaya a compartir la comida. Es en lo primero que pienso, luego en el tipo de comida, en el chef, en el menú, etc. Soy bastante curiosa, así que me encanta descubrir nuevos restaurantes.
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