Carlita habita sus propios claroscuros. Se siente invisible como las otras chicas trans del pueblo pero no fantasea con ser famosa, su sueño es convertirse en minera, una actividad reservada para los hombres. Si trabajar en un pozo parece bastante alejado de la visibilidad para Carlita Rodríguez, primera mujer minera de la Argentina, será un camino para enfrentar prejuicios ajenos y propios, leyendas urbanas sobre maldiciones femeninas y realidades que le impiden avanzar pero a la vez la empujan hacia su destino.
En Miss Carbón, la conmovedora segunda película Agustina Macri que se estrenará en cines el 2 de octubre, Carlita es interpretada por alguien que lleva la luz en su nombre, Lux Pascal.
Agustina sabe explorar las contradicciones, ya lo probó con su ópera prima, la notable Soledad, donde Vera Spinetta entregó una interpretación desgarradora. El sonido y la furia, el amor y el arrojo, el puño firme para dirigir actores y la mano de seda para contar historias. Ser directora de cine implica no rendirse jamás.
-La pregunta se contesta sola después de verla actuar, pero ¿por qué elegiste a Lux Pascal como protagonista?
-(Risas) La verdad que empezó a sonar el nombre de Lux cuando todavía estábamos en la etapa de ajustar cosas en el guión con Erika Halvorsen, creo que fue en 2022. Sabíamos que ella estaba en un momento muy especial, terminando su formación en Nueva York y que el siguiente proyecto post transición, porque Lux al igual que Carlita es una mujer trans, iba a tener una importancia y un peso sustancial. La verdad que siempre fue nuestro primer y único nombre para encarnar a Carlita, tuvo sus dudas porque había algo del personaje que le removía cosas de su propio proceso pero nos reunimos y le gustó mucho la idea de que la película pusiera mucho más el foco en la lucha por el sueño de ser minera que en la transición. Creo que en un punto las mujeres trans ya están un poco aburridas de eso, quieren contar otras historias.
-Cuando la película se estrenó en España me llamó la atención que algunos medios pusieran la palabra trans entre comillas en sus reseñas. Es comprensible ese cansancio que mencionás…
-Totalmente, igual creo que por suerte se están abriendo un montón de caminos y nuevas posibilidades. Me parece que hay mucho más lugar en la literatura, en el cine y en las series para que las mujeres trans puedan contar sus historias sin encasillamientos. Para mí son seres superiores, con una combinación entre los dos hemisferios, el masculino y el femenino, la fortaleza y la sensibilidad. Encuentro una gran sabiduría en cómo viven su día a día, muchas tuvieron pasados complicados, infancias muy duras, atravesar todo eso les ha dado una fuerza impresionante.
“Para mí las y los trans son seres superiores, con una combinación entre los dos hemisferios, el masculino y el femenino, la fortaleza y la sensibilidad”.
-¿Qué te llevó a ir por la historia de Carlita?
-Todo. Desde el tema que es apasionante hasta la posibilidad de filmar en una mina de la Patagonia, contar como una mujer que logra hackear el sistema transformándolo desde adentro y acercarme al mundo trans con respeto. Sobre todo me gustó mucho la posibilidad de contar una historia luminosa, que esa lucha parta de la oscuridad y encuentre una luz al final del recorrido. Soledad, fue un proceso que disfruté un montón, estoy orgullosa de que haya sido mi ópera prima pero por ahora ya no quiero hacer películas con finales tan tristes. Necesitaba que esta vez el público saliera del cine lleno de vida, ojalá la película traiga comprensión en estos tiempos donde hay tanta intolerancia en muchos discursos y espacios.
-Estamos ante un momento donde renacieron los discursos de odio contra las minorías, ese es el clima de época y Miss Carbón va a contracorriente. ¿Estrenarla en cines es una declaración de principios?
-Creo que sí, aunque nunca pienso estratégicamente, soy bastante más intuitiva. ¡Hacer una película es muy difícil y uno entrega tanto durante mucho tiempo! Más allá de si el clima de época favorece o no el estreno, si escuchás a Carlita su visión sobre el mundo es muy empática y conmovedora. Es alguien que todo el tiempo te invita a mirar al que tenés al lado con más amor. Cuando se estrenó en España, mucha gente se me acercó a comentarme que la película la había conmovido a pesar de sus propios prejuicios.
-Ahora que se habla de financiar solo películas con éxito comercial asegurado, ¿cuán difícil es para una directora argentina hacer cine independiente?
-Es muy difícil. Después de las decisiones drásticas que se tomaron con los organismos de financiación recién están empezando a surgir muy de a poco nuevas vías desde el INCAA pero se redujeron muchísimo en cantidad. Miss Carbón es el ejemplo de una situación milagrosa porque logramos el apoyo de una productora española para una película cien por ciento argentina y con una protagonista chilena. Hoy en Argentina me animo a decirte que el 90% del financiamiento está concentrado en plataformas, entonces se achicaron mucho las posibilidades para el cine independiente, pero hay que seguir. Yo estoy viviendo en España y la industria audiovisual es muy poderosa. Lo que generó ese sistema español de estímulo a mujeres del audiovisual ha sido impresionante por la cantidad y calidad de las obras que se crearon. Hoy existe una nueva generación de directoras españolas muy talentosas con presencia en todos los grandes festivales. Hay tantas historias de mujeres por contar, necesitamos recuperar el tiempo perdido.
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