Saturday 27 de December de 2025

BELLEZA | Hoy 07:02

Enjevecimiento prematuro, deshidratación e irritación: así afecta el cambio climático a nuestra piel

El cambio climático ya no es una amenaza lejana: también se refleja en la dermis. Calor extremo, contaminación y radiación afectan su equilibrio natural. Hablamos con especialistas para entender cómo proteger nuestro cuerpo del nuevo clima que habitamos.

En la era del cambio climático, el planeta ya no es el mismo y urge tomar medidas. Lo mismo pasa con nuestra piel. La contaminación y el calor extremo, consecuencias del efecto invernadero, pueden provocar desde irritaciones severas hasta envejecimiento prematuro. Consultamos con expertos sobre cómo mantenernos a salvo y a temperatura ambiente.

La evidencia científica es inequívoca: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y el planeta, indica el último reporte del IPCC, Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. En lo que respecta a nuestra salud, existen medidas que podemos tomar para evitar trastornos severos. “El calentamiento global, junto a un combo letal de consecuencias, afecta la salud drásticamente. Y las zonas del cuerpo más afectadas son las vías respiratorias y la piel, con un incremento de las alergias, los casos de dermatitis y problemas relacionados a la intensidad de la radiación solar”, explica el investigador Seung-Ki Min, coautor del reporte global de Lancet Countdown, encargados de monitorear la relación entre el cambio climático y la salud.

“No es casualidad que la medicina ambiental haya comenzado a estudiar la barrera cutánea como indicador directo de los efectos del clima en el cuerpo humano."

Es fundamental resetear los hábitos beauty frente a esta situación. Y saber que nuestra primera línea de defensa contra el mundo es la epidermis. ¿Por qué es tan crucial su rol? Al tratarse del manto tutelar del organismo contra todos los factores externos que puedan dañarnos, amerita una estrategia maestra que la mantenga en perfecto estado. Si bien esta capa está preparada para soportar agresiones resguardando al organismo, el cambio climático no le da tregua y la pone a prueba sin descanso. 

En un escenario normal, la barrera protectora de la piel tiene un diseño perfecto y nos mantendría a salvo de cualquier agente externo nocivo. Está formada por un escuadrón de células que actúan como una pared de ladrillos, una matriz lipídica compuesta por ácidos grasos que retiene el agua y un manto ácido que ayuda a inhibir el crecimiento de microorganismos dañinos y bacterias. También cuenta con un pigmento natural, la melanina, que nos defiende de los rayos ultravioletas. Sin embargo, todo este batallón no es suficiente cuando el calor se convierte en nuestra segunda piel. Entonces, es hora de poner especial atención en reforzar el escudo natural.

Make up belleza cara cutis

“No es casualidad que la medicina ambiental haya comenzado a estudiar la barrera cutánea como indicador directo de los efectos del clima en el cuerpo humano. A este escenario ya crítico, se suma una paradoja biológica: la epidermis, que debería protegernos de las agresiones externas, está perdiendo su capacidad de adaptación. Se desmorona al sol, el microbioma se descontrola y la homeostasis (proceso de autorregulación del organismo al medioambiente) se descompone”, explica la dermatóloga Arianne Shadi Kourosh, de la Facultad de Medicina de Harvard. 

 

Protocolo antitérmico

Para atajar a tiempo las consecuencias, basta con prestar atención a los llamados de alerta de nuestro cuerpo. Manchas, sequedad, pérdida de luminosidad, firmeza y líneas finas son algunas de las señales de que algo anda mal. Es hora de empezar una rutina que tenga como prioridad consolidar el manto hidrolipídico, conservar el agua en la piel. ¿Cómo? Antes que nada, realizar una buena limpieza. Y aunque resulte insoportable tan solo pensar en aplicar una fórmula hidratante sobre la tez grasa, es vital recurrir a los agentes humectantes. Hoy no hay excusas. Tenemos a disposición texturas casi imperceptibles en versión suero, que funcionan como compuertas herméticas reteniendo el agua. Uno de los ingredientes imbatibles es el ácido hialurónico, pero siempre conviene consultar con un dermatólogo qué conviene usar antes de exponerse al sol. Además del protector UV, por supuesto.

Es cierto que hidratar cuando el termómetro arde, es molesto y sentimos como si un velo pegajoso nos cubriera de pies a cabeza. Lo último que pensamos es en aplicar una crema hidratante. Pero es justamente este fuego intenso lo que hace que cuando transpiramos se mezclen el sebo y las células muertas, resecando la piel y dejándola sin humedad. ¿Por? El sudor queda “atrapado” y no se evapora correctamente. En lugar de enfriar la tez, queda en la superficie y, al estar dilatados los vasos sanguíneos capilares, se produce una eliminación transepidérmica de agua, provocando deshidratación. 

Es muy importante cuidarse de la transpiración, ya que se trata de un desencadenante biológico que puede ocasionar también dermatitis y desequilibrios del bioma. La mejor táctica para bajar la temperatura sin quitarle a la epidermis su protección natural son los cosméticos termorreguladores. Ingredientes como la salvia y el magnesio dan excelentes resultados. Y uno de los productos más populares en esta categoría es el tónico refrescante de la marca alemana Geske, que funciona pulverizando agua en micromoléculas para crear una bruma hidratante refrescante, que también calma e hidrata en forma inmediata. 

No alcanza solo con un set de productos que nos protejan de las inclemencias, se necesita un sistema de defensa poderoso y regenerativo. 

Prevención y acción

Si antes una hidratante y un FPS eran suficientes para encarar el día, hoy urge una planificación integral de los cuidados diarios. No alcanza solo con un set de productos que nos protejan de las inclemencias, se necesita un sistema de defensa poderoso y regenerativo. A nuestro favor, los laboratorios están al día con la problemática ambiental y además hay señales de alerta que nos ayudan a prevenir. “Un dato a tener en cuenta es que muchas personas con problemas de sensibilidad tienden a pensar que las causas que empeoran su estado son irritación, estrés, falta de descanso o una mala alimentación. Y muchas veces se debe a un descuido frente al incremento de la temperatura y la falta de humedad ambiental”, explica la dermatóloga Venice Curry, en un estudio de The Journal of Climate Change and Health. En estos casos, lo más conveniente es detectar el problema con un profesional, antes de combatir el síntoma.

Si logramos mantener la epidermis sana, es un logro inmenso. Pero ¿qué sucede cuando ya está sufriendo daños? Al estar en la fila delantera atajando todos los problemas del efecto invernadero, también es la primera en rendirse. Los rayos solares nos atacan acelerando el fotoenvejecimiento. El aumento de la temperatura, generado por los GEI (Gases de Efecto Invernadero) es la principal causa de inflamación y la contaminación urbana combinada con ozono y partículas finas, contribuye a una epidemia silenciosa de dermatitis, eczemas, rosácea e irritaciones reactivas.

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Mejorando con el tiempo

“La industria cosmética necesita lograr fórmulas que logren mucho más que mejorar la apariencia como tratamientos funcionales, protectores, ambientales y adaptables al clima. Porque si pensamos que el FPS por sí solo basta para protegernos, estamos anclados en el pasado. ¿El concepto clave? Protección activa y respuesta inmediata. Lo último son los productos cuyas fórmulas no solo prometen hidratación o luminosidad, sino que ofrecen verdaderas herramientas defensivas contra un entorno cada vez más hostil. 

La nueva generación de formulaciones contra el cambio climático ya incluye complejos anticontaminación de amplio espectro, filtros UV multifrecuencia y moléculas que se transforman dependiendo de la temperatura y la humedad. Pero la innovación no se detiene en los ingredientes activos. Marcas como Pour Moi, con su línea Smoke Alarm, ofrecen soluciones diseñadas para proteger contra el smog, el calor y las micropartículas dañinas.

La belleza post-2025 no será decorativa, será bioactiva. Ya estamos hablando de fórmulas sensibles a la temperatura, perfumes termocromáticos, cremas que se espesan con el frío y se aclaran con el calor, productos inteligentes que actúan como una segunda piel. Marcas 

La nueva estética no se aplica con una brocha, se construye entre choques térmicos, alertas UV y un creciente anhelo de enfriamiento existencial. Estamos viviendo una nueva etapa en el cuidado cutáneo, es la belleza en la era de la ebullición: sensible al clima, psicodermatológica, geoadaptativa. Donde cada textura promete alivio, cada gesto de cuidado es una forma de activar el modo alerta. Es matemático, el termómetro sube, la piel protesta y nosotros la cuidamos. 

Fotos: Jaan Eric Fischer por Kathrin Hohberg.

at María Molina

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