La barrera cutánea —también conocida como estrato córneo— es la primera línea de defensa de nuestra piel frente al mundo exterior. Protege contra agresores como la contaminación, los alérgenos, el sol y los cambios de clima, y también evita la pérdida de agua y nutrientes. Cuando se debilita, aparecen la resequedad, la sensibilidad y la falta de luminosidad.
¿La buena noticia? Se puede recuperar. Acá te compartimos seis estrategias infalibles para restaurarla y devolverle a tu piel su equilibrio natural.
Priorizar la hidratación y la protección solar
Existen productos que no deben saltearse nunca, como la fórmula que nos brinda el agua que necesitamos. Incluso si se tiene la piel grasa, congestionada o es propensa al acné. “Muchas personas con exceso de sebo creen que no deben utilizar una hidratante, cuando en realidad esta condición cutánea no sólo no tiene nada que ver con el acto de darle agua a la epidermis, sino que son los casos que más la necesitan”, agrega el doctor Bhanusali.
No nos olvidemos que la capa córnea también se llama barrera de hidratación. Cuanto más humectada está, mejor será su estado de salud. La epidermis seca es un blanco fácil para cualquier tipo de daño, tanto interno como proveniente de factores externos.
Cremas de tratamiento
Es de suma importancia defenderse de los radicales libres y de la contaminación. Un sérum ligero como el de ácido hialurónico (siempre diagnosticado por un profesional), aplicado bajo una crema emoliente enriquecida, es una buena opción para casi cualquier tipo de piel. Termina con la sequedad y los niveles de grasa se reequilibran, porque cuando se debilita la barrera, el organismo produce más sebo para compensar.
Evitar los exfoliantes físicos
El primer paso para reconstruir el escudo dérmico es eliminar cualquier exfoliante físico. Usar una fórmula abrasiva o un cepillo de limpieza áspero no es la mejor manera de limpiar y purificar. Sino todo lo contrario. Muchas veces hasta se producen micro desgarros en la superficie.
Ajustar y alternar los ácidos
Si un producto activo parece ser demasiado fuerte, no hay que empeñarse en usarlo por más promesas que nos ofrezcan. El nuevo mantra es: “Si duele, algo está fallando”. Los expertos recomiendan ácidos exfoliantes más suaves, como el mandélico o el láctico, si es que el glicólico resulta demasiado fuerte. Es fundamental aprender a detectar los signos de inflamación para tomar estas medidas a tiempo. Y son: enrojecimiento, hinchazón, molestias, irritación y hasta una sensación de calor.
Atención a estos ingredientes
Las fórmulas emolientes que fortalecen la piel ofrecen un plan de recuperación imbatible. Y los ácidos inteligentes, como los polihidroxiácidos están dando que hablar. ¿De qué se trata? Son similares a los alfahidroxiácidos, pero con moléculas más grandes que permiten una mayor penetración, son más suave y adecuados para los casos de sensibilidad. Los probióticos también están en auge y las formulaciones fortificantes se están instalando cada vez más.
Los activos clave
Ahora que sabemos qué conviene evitar, podemos empezar a incorporar elementos que ayuden a fortalecer y proteger la capa córnea. Lo más certero es buscar productos con ceramidas, que ayudan a formar la barrera protectora y a retener la humedad; escualano, un agente hidratante no comedogénico; ácido hialurónico, capaz de ayudar a retener la humedad; y la avena coloidal, poderosa a la hora de calmar irritaciones. Por suerte, no hay que buscar mucho, ya que podemos encontrarlos en casi todos los productos de tratamiento, los limpiadores y hasta en las mascarillas.
at redacción Marie Claire
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