Hoy, 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Esta fecha fue definida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1992 con el objetivo de promover sus derechos y bienestar en todos los ámbitos de la sociedad y concientizar sobre su situación en cada uno de los aspectos de la vida política, social, económica y cultural.
Sin embargo, más allá del recorrido histórico, este día nos invita a reflexionar y pensar en cómo actuamos diariamente en pos de garantizar una sociedad más inclusiva que contemple a las personas con discapacidad.
Y también a que cada persona, desde el lugar que le toca, asuma la responsabilidad de educar, visibilizar, concientizar e incluir. ¿Qué podemos hacer desde nuestro lugar?
Si cada uno se lo cuestionara tal vez estaríamos mejor encaminados hacia una sociedad más igualitaria e inclusiva, más justa con oportunidades para todas las personas donde cada una se encuentre representada y visibilizada.
Deconstruir la discapacidad no resulta una tarea fácil. Históricamente quien nacía con diferencias corporales no pertenecía a la sociedad. Por ende no es casual que las personas con discapacidad sean juzgadas por su cuerpo, por contradecir un ideal y no estar sujetas a la norma.
Hoy somos testigos de los avances pero también de todos los cambios que hacen falta implementar para una plena inclusión del colectivo. Son urgentes si no queremos más exclusión.
Obedecen a una necesidad de pensar a las personas con discapacidad desde la diversidad, tal como hemos avanzado en muchas otras cuestiones.
Empoderar a las personas con discapacidad, y especialmente a las mujeres doblemente excluidas (por género y condición), sigue siendo una asignatura pendiente cuando aún se cataloga, etiqueta y menosprecia desde la lástima y compasión.
¿Cómo estamos mostrando a la discapacidad?¿Fomentamos la empatía?¿Acaso sigue representando una falla? son algunas de las preguntas que deberíamos plantearnos. En este sentido, su inclusión en los debates, desde la propia perspectiva de las personas con discapacidad, resulta ser absolutamente esencial.
Celebremos hoy y todos los días. Valoremos la diversidad y trabajemos por una sociedad más justa y equitativa. Pero no desde la superioridad de un cuerpo único e ideal sino desde el respeto de saber que todas las personas merecen igualdad de oportunidades en todos los ámbitos, cualquiera sea su condición o circunstancia.
Y somos responsables de generarlas porque la discapacidad, lejos de ser una característica individual, es un asunto que le concierne a toda la sociedad.
at Daniela Aza
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