Si estás buscando innovar en la intimidad, existen ciertos juegos eróticos que, al igual que las películas sugerentes, la lectura erótica y los podcast sexuales, pueden ayudarte a potenciar la excitación y agregar algo de picante a la escena. Mientras que la psicóloga Arola Poch en su libro “Lo normal es ser raro” asegura que las vendas en los ojos y la privatización sensorial son prácticas muy estimulantes para potenciar otros sentidos, la mirada oriental introduce prácticas milenarias como el juego de las ataduras, incluidas dentro de las prácticas BDSM: el Shibari o el Bondage.
El Shibari, también conocido como Kinbaku, es una de las prácticas sexuales que más técnica requiere. Según el libro ‘The beauty of kimbaku’ de Master K, se trata de “la técnica de la atadura segura, sensual, dramática y erótica que está siendo elevada a una forma de arte en Japón”. Consiste en un estilo japonés de bondage que implica atar a una persona siguiendo ciertos principios estéticos y técnicos, y empleando cuerdas generalmente de fibras naturales.
A diferencia del Bondage, que es una práctica erótica basada en la inmovilización del cuerpo de una persona, el Shibari va mucho más allá. No se trata solo de atar, sino que implica una experiencia estética, ya que está sujeto a ciertas reglas en las que la geometría es la protagonista. Su aprendizaje requiere tiempo y práctica, con procesos lentos y complicados.
La parte visual de la cuerda, los nudos, la persona atada y el triángulo que se forma es fundamental. Ya sea el maestro o la maestra, su condición de espectador adquiere un rol fundamental dentro de la tradición del Shibari. Suelen utilizarse cuerdas de aproximadamente 8 metros de largo y materiales de yute, coco, cáñamo o arroz. Tanto las energías como el autoconocimiento no pueden fallar, ya que la presión que ejercen las ataduras lo hacen sobre puntos vinculados a meridianos energéticos de la medicina tradicional oriental.
Esta técnica japonesa saca lo mejor y lo peor del ser humano, riesgos físicos y emocionales sobre quien ata y quién es atado. Si las ataduras no están bien realizadas, puede provocar afectaciones musculares, nerviosas o en las articulaciones. Si junto a tu pareja deciden iniciar en esta práctica, se recomienda hacerlo bajo la órbita de un experto.
at. Redacción Marie Claire
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