El libro de la autora Sarah Barmak dedicado al placer femenino sabe hacerse notar con un título que inmediatamente marca la pauta. Ilustrado con una foto de lo que parece ser un ama de casa francamente insatisfecha, este ensayo aborda con humor e inteligencia la sexualidad de las mujeres. Demonizado, descuidado, incluso silenciado: el orgasmo femenino ha sido objeto de un estricto control social desde la Antigüedad, como han podido demostrar historiadores como Yvonne Knibiehler sobre el tema de la virginidad.
Sorpresa y descontrol para un orgasmo inolvidable
Sin embargo, perder el control, dejarse llevar, romper las barreras del autocontrol, son todos requisitos previos para la realización del codiciado orgasmo femenino, incluso más allá del rendimiento físico que implica. Al menos eso es lo que describen las personas anónimas que entrevistamos cuando les pedimos que describieran las sensaciones que sintieron durante el orgasmo más memorable de sus vidas.
"Era como si estuviera fuera de mí", dice Alicia, quien describe su primer orgasmo como posiblemente el más inolvidable que jamás haya tenido. La joven entonces recién iniciaba una relación con un compañero de clase del secundario. Por unos segundos, el mundo se detuvo. Creo que ya ni siquiera sabía mi nombre. "Me sentí desconcertada, como si me invadiera una explosión de sensaciones ultrafuertes que me invadían sin que yo pudiera hacer nada al respecto. Por unos segundos, el mundo se detuvo. Creo que ya ni sabía lo que era". mi nombre", recuerda divertida, admitiendo con sentido del humor que en ese momento no tenía idea de que se pudieran sentir tales emociones.
En definitiva, un efecto de sorpresa, que cada uno de nuestras entrevistadas menciona a su manera en el relato de este momento de máximo disfrute. "Claramente, cuando volvimos de esta noche medio borrachos, medio enojados, no esperaba tener un orgasmo así dos horas después", admite Julia, de 27 años. "Disfruté de los juegos previos cuando suelo 'contenerme' para el resto. Creo que entre el alcohol y todos los giros y vueltas de la noche, estaba completamente desinhibida", concluye.
Para Sara, en una relación desde hace 3 años, se trata de un paseo bucólico con su pareja que se ha convertido en una escapada orgásmica: “No estaba nada planeado, ¡acabábamos de dar un paseo por el bosque para tomar el aire!”, explica. se defiende Y luego una cosa llevó a la otra, lo hicimos contra un árbol, él detrás de mí... No fue realmente glamoroso, pero terriblemente emocionante. No estaba en nuestros hábitos, así que creo que aproveché la oportunidad para dejarlo ir por completo. Me sentí trascendida”, analiza a posteriori.
Amigos y juguetes
Todas nuestras entrevistadas describen un orgasmo alcanzado en el contexto de una relación romántica, o al menos emocional, fuerte, subrayando implícitamente la importancia del contexto emocional y psicológico en esta famosa búsqueda del placer. . "¿El mejor orgasmo de mi vida? ¡Lo tuve con un amigo!", dice Marion, de 35 años. Entonces es estudiante de derecho y mantiene relaciones sexuales con lo que describe como uno de sus mejores amigos.
"No sé si es porque me sentía completamente confiada con él o si era un chico extremadamente bueno, pero nunca había tenido orgasmos tan intensos con mis novios 'oficiales'", admite ella. Un sentimiento de confianza propicio al abandono que otros logran sentir sin la ayuda de nadie, menos aún de su pareja. "¡Mi mejor orgasmo es sin duda aquel en el que descubrí el 'otro' uso de la canilla de la ducha!", lanza Rafaela, de 29 años. Se sintió como una descarga eléctrica en mi clítoris.
"Debía tener 15 años. Estaba en mi baño y solo quería volver a poner un poco de agua caliente. Entonces, sin saber cómo pensar, comencé a acercar el chorro a mi entrepierna. Estaba un poco avergonzada pero en al mismo tiempo fue muy, muy placentero y el orgasmo llegó muy, muy rápido", sonríe. "Fue como una descarga eléctrica a la altura de mi clítoris".
Para Paulina, de 33 años, es su primer vibrador que la hará llegar al clímax del disfrute."¡Cómo podría haber imaginado que un aparato que funciona con baterías fabricado en China sería más efectivo que cualquiera de los chicos (y chicas) con los que me he acostado!", exclama. "Fue simple, bueno, directo. Una escalada de placer sin el alboroto al que podía dedicarme completa y exclusivamente. Mis piernas eran como hormigas, ¡era tan fuerte!" Una experiencia única para Pauline que nos demuestra que la excepcionalidad de un orgasmo depende en gran medida de su singularidad. Es menos la perfección potencial de la actuación sexual que el carácter nuevo, inesperado o por el contrario tranquilizador del acto realizado en pareja o solo lo que determina el placer que permitirá sentir. Decididamente plural, el orgasmo femenino es, en última instancia, como quienes lo experimentan: único. Todos los nombres de nuestras entrevistadas han sido cambiados.
Fuente: Marie Claire Francia.
at Redacción Marie Claire
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