El término cushioning se ha instalado como una práctica emocional que genera tanto curiosidad como controversia en las relaciones de pareja actuales. Derivado del inglés cushion (almohadón), este concepto describe la tendencia de algunas personas a mantener vínculos alternativos o “parejas de reserva", mientras están en una relación formal.
EL CUSHONING COMO MECANISMO DE PROTECCIÓN
El cushioning funciona como un mecanismo de protección emocional ante el temor de una ruptura, suavizando el impacto del desamor con la presencia de otros vínculos disponibles.

MIEDO AL COMPRIMISO
Desde una mirada psicoanalítica, el cushioning revela una profunda dificultad para transitar la soledad y enfrentar el duelo afectivo. Expertas como Fernanda Rivas y Alicia Killner, de la Asociación Psicoanalítica Argentina, advierten que esta conducta responde al miedo al compromiso y a la fugacidad de los vínculos, lo que Zygmunt Bauman definió como “amor líquido”.
El cushioning se convierte en una red de seguridad emocional que impide el desarrollo de relaciones auténticas, donde el riesgo y la exclusividad son parte esencial del vínculo amoroso.
BAJA AUTOESTIMA
Quienes practican cushioning suelen evitar depositar todas sus expectativas en una sola persona, creando una especie de colchón afectivo que amortigua el dolor de una posible pérdida. Sin embargo, esta dinámica también afecta a quienes ocupan el rol de “almohadones emocionales”, generando confusión, baja autoestima y una sensación de reemplazo constante
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